PAISAJE DEL MUNDO DE LOS DEMONIOS

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Dokja llegó al Complejo Industrial Syswitz después de casi cuatro días de caminata. Su mira estaba fija en encontrar a cierto personaje en particular...

[Algunas historias absorbidas están causando un conflicto de configuración]

...y más le valía que fuera rápido.

|/Duer...me/|

[La habilidad exclusiva Cuarta Pared ha entrado temporalmente en un estado de silencio]

Cambio de planes: ¡tenía que ser MUY rápido!

Fue inevitable en verdad. Ya sin el obstáculo que representaba la Cuarta Pared las chispas comenzaron a brotar y la pena de exilio volvió (más) inestable en cuerpo reconstruido de Dokja.

Se vio obligado a detenerse por un momento para tomar aire...

-¡Un exiliado! ¡Un exiliado!

...y para empeorar la situación: la gente lo notó.

Mientras la gente lo evitaba como si tuviera un mal contagioso, Kim Dokja se alejó de las calles concurridas buscando refugio entre las sombras de la ciudad.

Si con eso ya la atención sobre él había disminuido, el chisme de una locomotora que llegaba con un noble a bordo sustituyó rápidamente el punto de atención de todos.

-Hay una historia de que se está integrando el 73º Reino Demonio – comentó alguien totalmente ajeno a que Dokja se encontraba escuchando desde un callejón cercano.

-¿Entonces está vez el Rey Demonio emergerá de nuestro territorio? – cuestionaba alguien más.

-No lo sé con seguridad. Se rumorea que un mensaje de un oráculo está pasando entre los reyes demonios. Hablan de la aparición de un nuevo Rey Demonio...

-Si esa locomotora es una pista de algo, es que los duques piensan que serán ellos...

Dokja recordaba conversaciones similares sucedidas en las Tres Formas de Sobrevivir en un Mundo en Ruinas...

{Busque la tienda de relojes Etika, allí podrás obtener lo que quieras}

No fue un mensaje de sistema tanto como una pista que el hombre wenny le hizo llegar con su propia energía, por lo que Dokja asintió con la cabeza y disimuló lo más posible las partes de su cuerpo que lucían rotas debido al daño en las historias.

Pero para su desgracia, la tienda de relojes (sobre la cual también había leído en la novela) no resultaba fácil de encontrar y en una mezcla de cansancio, desorientación y debilidad, Dokja detuvo sus pasos una vez más, lo que nuevamente detuvo la Caminata Entre Mundos.

-¿De dónde diablos saliste? Y... ¡Maldita sea! ¡Dejé caer las piezas por tu culpa! ¡Mierda!

-Uh bueno... lo siento.

El lector trató de estabilizarse y levantó la vista. Así fue como se encontró a un (muy) hermoso joven de unos quince años, quien lo miraba con (bellos) ojos fríos y ceño fruncido (sin que eso disminuyera su flamante belleza).

-¡Si lo sientes, recógelos rápidamente!

Aturdido, Dokja se apresuró a obedecer la orden de esos (bellos) labios.

-Maldita sea, te dejaré salir de esto una vez. Tan más cuidado para la próxima.

El bello joven tomó las piezas y corrió hacia adelante como si nada.

Dokja aún se quedó contemplando el vacío por unos segundos antes de reaccionar.

Una belleza tal...

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