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                    Lo miras.... Echado en su
cama dormido, se nota cansado, algo que te parece tierno y divertido, solo observas, sentado en una silla frente a esa cama, donde se encontraba un oso azul descansando.

Esa sonrisa de oreja a oreja... La misma que siempre ah aterrado al pobre oso, una sonrisa que le causa escalofríos, psicópata y esquizofrénica. Eso pensaba el azul, estaba muy en lo cierto.

—Hola cariño..~

Ese llamado fue lo primero que escucho al abrir un poco los ojos, se horrorizo, solo pudo escuchar una pequeña risa proveniente del rubio, luego callo, no quería abrir los ojos y ver al escalofriante ser que estaba frente suyo. Tenía miedo, como si se tratase de un fantasma.

—¿Quieres comer algo?

Cuestionó pero el solo asintió sin abrir los ojos, pequeñas lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas, solo sintió como una pata comenzaba a limpiarlas mientras una dulce voz acompañaba las pequeñas caricias en sus mejillas.

—Ya no llores ratoncito, por ahora no te haré nada, así que no llores.

El azul sabía que ese sufrimiento solo eran los fines de semana, pero sabía que no podía confiarse mucho. Aveces el amarillo lo tomaba desprevenido y lo llevaba al sótano.

El antes mencionado salió de la habitación, el azul solo trato de relajarse, aunque no podía evitar llorar mientras se cuestionaba a si mismo ¿Que hice para que me hiciera esto? ¿Acaso no tiene corazón? ¿Porque es así conmigo? ¿Porque...? Solo lloraba como respuesta, estaba destrozado, pero no podía hacer nada más que sufrir y esperar lo peor.

El amarillo regresó con bandeja en manos, la dejo en la mesita de noche que yacía de un lado de la cama, ayudo al contrario a sentarse y puso la bandeja en sus piernas y le empezó a dar de comer. Al menos lo cuidaba por toda esa semana.











Para su mala suerte ese trato duraría muy poco....

ᝰ ָ࣪ Feliz día!︰🌷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora