Capítulo 11

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Un escalofrío recorrió el cuerpo de Ruby, la sensación opresiva en su pecho se extendió hasta su garganta, observando como la sangre, tan roja como rosas, era un charco enorme que parecía crecer cada vez más, acercándose a sus pies.

Sintió como la bilis subió por su garganta, roja como rosas, volviendo de nuevo a estas escenas, como cuando era niña y le explicaron lo que era la muerte y que mamá murió.

Como cuando el rojo como rosas volvió cuando Penny estuvo destrozada en la arena Amity y Pyrrha se volvió cenizas con una flecha en el pecho.

El rojo como rosas volvió, inundando sus sueños de nuevo, bañando el suelo de sangre, las paredes tiñendose de la sustancia lentamente mientras ella intenta respirar sin tener una salida a la cual recurrir.

Sus ojos van más allá de sus pies, mirando hacia el frente, y pronto ahí está.

En el suelo, sobre el charco de sangre, ella está tendida, desangrándose. Su cabello naranja tan radiante está viscoso, la sustancia adherida a su largo cabello, su precioso vestido de combate manchado con el rojo, claramente sin combinarlo para nada debido al verde, blanco y negro de sus prendas. Y sus ojos yacen abiertos, las esmeraldas carentes de vida y desenfocados.

Penny murió, y ella está envuelta en el rojo como rosas.

[...]

Abre sus ojos abruptamente, fijos en el techo rocoso mientras su pecho sube y baja. Sabía que las pesadillas estarían ahí para atormentarla, ya estaba preparada, pero aún así... Aún así era igual de doloroso y aterrador como todas las veces que ya ha tenido esos sueños antes cuando perdió a un ser querido.

—Ruby —la joven de la guadaña se estremece, solo necesita inclinar un poco su cabeza para notar que Pyrrha está sentada a su lado, y que su cabeza reposa en el regazo de la pelirroja. Ruby muerde su labio, notando el brillo de preocupación en los ojos de Pyrrha, así que se encarga de sentarse, frotando sus ojos con el dorso de sus manos para retirar cualquier rastro de lágrimas.

Una vez se siente lo suficientemente dispuesta, inspecciona su alrededor. Blake y Weiss están de pie al lado de los restos de la fogata que prepararon hace horas, sus manos ocupadas en sus armas mientras la fauno parece estar alerta, sus orejas moviéndose mientras sus ojos están fijos a la salida de la cueva.

Ruby frunce el entrecejo, volviendo la mirada a Pyrrha, quien está junto a Jaune, el cual parece estar preparando las raciones de desayuno para ellos.

Y nota la ausencia de su hermana, una sensación incómoda se instala en la boca de su estómago, si Yang no estaba en la cueva seguramente salió, pero eso en un inicio era mala idea ya que no deberían salir sin un compañero, además, el hecho de que Blake y Weiss parecían preparadas para salir disparadas fuera de la cueva en cualquier momento la inquietó.

—¿Dónde esta Yang? —preguntó Ruby, alejándose de Pyrrha y deslizando su brazo derecho para alcanzar a Crescent Rose, a quien había dejado a solo unos centímetros lejos de ella en caso de alguna emergencia. Ver a Weiss y Blake tan alertas la había dejado inquieta un poco, sumando la ausencia de Yang, odiaba la idea de que su hermana saliera sola... No quería arriesgarse a perder a alguien más.

—Ella esta hablando con alguien que conoce en este momento —respondió Pyrrha. Ruby dirigió su mirada a la pelirroja, mirándola con confusión mientras se ponía de pie. La amazona simplemente le sonrió, transmitiendo que no estaba preocupada por Yang, y que ella tampoco debía de estarlo.

Pero aún así Ruby no podía abandonar la preocupación por su hermana, así que estaba dispuesta a cuestionar a Pyrrha, pero todo cuestionamiento murió en su garganta cuando se escucharon pasos que resonaron como ecos, captando la atención de ella y el resto hacia el umbral de la cueva, notando que Yang ingresaba.

Repercusiones: Aquellos que cayeron a través del mundo [Final Vol.8 RWBY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora