Segunda cita

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El día de la misión llegó de prisa y Tenya Iida estaba más que listo para subir al dirigible y navegarlo por el ancho cielo. El lugar donde el enorme vehículo lo esperaba estaba repleto de gente, entre ellos la prensa y su familia, también la familia de Mai. Ella misma estaba demasiado ocupada mirando el dirigible que apenas lo saludó con un movimiento de manos y una sonrisa amplia pero inexpresiva. Iida se acomodó los lentes de Alicia y miró al público esperando ver a la optometrista entre ellos, pero no logró divisarla. Subió al dirigible y se dirigió al asiento del piloto.

Respiró profundo y encendió los motores. Las alturas lo esperaban y dejaría tan alto como fuera posible el honor y prestigio de su familia y la de su prometida.

En el otro extremo de la ciudad Alicia había hecho todo lo posible para llegar a tiempo de ver a Iida portar sus excelentes lentes antes de subir al dirigible, pero apenas había vuelto de las compras de insumos para su tienda. No podía creer que hubiera tardado una semana, pero así fue. Cuando llegó a su local, un cartel hecho con la precisa caligrafía de su amiga Uraraka avisaba que estaría cerrado debido a que estaría viendo el despegue del dirigible durante la tarde. Alicia se sacó las llaves de uno de sus muchos bolsillos y abrió la tienda. Acomodó las cajas con rapidez y salió apresurada, solo para descubrir que el espectáculo había terminado y que Iida se encontraba ya a muchos kilómetros de distancia.

No tuvo más opción que hacer un seguimiento de la misión de su cliente gracias a los periódicos. Uraraka se había encargado de decir que los lentes del piloto los había hecho ella, así que ahora tenía mucha clientela y lo agradecía, ya que la mantenía ocupada. Sin embargo, no pudo evitar recortar una foto de Iida antes de subir al dirigible tomada por el prestigioso Taneo Tokuda y la pegó en su diario mural. Era una foto nítida y a color.

- Nuestro primer cliente famoso- le había dicho a Uraraka, quien se limitó a sonreír suponiendo que esa no era la verdadera razón, y confirmando su teoría cada vez que la descubría mirando la fotografía.

- Son los mejores lentes que he hecho- explicaba Alicia- ¡Mira esas terminaciones!


...


- Son los mejores lentes que he usado- dijo Iida cuando estuvo de vuelta con su familia y sus colegas. La misión había sido un éxito y varios países estaban interesados en comprar los planos del dirigible diseñado por la familia Tenya.

- Podrás cambiarlos el próximo año- le dijo Tensei, invitándole una copa del champagne con el que celebraran la vuelta del hijo menor- Con Alicia ya agendamos tu examen anual ¿Te parece?

- Sí- contestó Iida, ocultando el nerviosismo y malestar. Primero, no estaba seguro de querer desprenderse de esos lentes y, segundo, ¿Esperar un año entero para verla? Era demasiado, pero quizá, era lo mejor para todos. En ese tiempo podría entregarse en mente, cuerpo y alma a su prometida y ser el hombre honesto que siempre aspiraba a ser.

Aunque solía pasar por fuera de la tienda de Alicia, Iida comenzó a evitar siquiera mirar los ventanales y los nuevos modelos de lentes que se exponían. Tomaba otros caminos si podía o usaba algún medio de transporte que le permitiera avanzar rápido. Si Uraraka hablaba de su trabajo, trataba sutilmente de cambiar de tema. A Momo no volvió a hablarle más de Alicia, tampoco a Midoriya ni a Todoroki, que, de todas formas, eran caballeros honorables y nunca hablaban de mujeres ni para bien ni para mal si las damas no estaban presentes. Así se cumplió el año y llegó el día de la cita anual.

Ambos- examinador y paciente- se prepararon con esmero aquella mañana, tal como siempre lo hacían, pero con algo de escozor en el pecho. Alicia llegó mucho más temprano de lo usual y ordenó hasta el último tornillo fuera de lugar. También quitó la foto de Iida y la guardó entre sus agendas. Cuando el chico llegó, tal como la vez anterior, Alicia estaba ensimismada en su escritorio clasificando lentillas de vidrio.

Una vez al año (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora