Primera vez.

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En la sala de estar se encontraban dos adolescentes. El chico era rubio y alto, con los ojos del azul más eléctrico que pudieran imaginar, estaba acostado en el sillón de forma desarreglada, mientras que, con una de sus manos, cambiaba los canales de la televisión en busca de que ver.

Por el otro lado, la chica era más pequeña, su cabello era de un dulce rosa, y sus verdes ojos miraban con completa atención los ejercicios de matemática frente a ella. Estaba cansada, física y mentalmente, no había podido ni siquiera sacarse el uniforme del colegio todavía, y eso la frustraba aún más.

Al escuchar el tercer suspiro salir de los labios de la chica, el rubio volteo a verla, y observar su pose derrotada contra la mesa le saco una suave risa.

- ¿Qué te da tanta gracia? - con tono amenazante le dijo.

- Tu- rio, pero paro en el acto para exhalar con fuerza cuando la chica, en un rápido movimiento, se tiró de clavado sobre él, más puntualmente, su estómago. Sakura no era pesada, pero con intención tomo fuerza en un salto, para hacer que su peso cayera con vigor sobre el omega. - Me rindo, piedad, clemencia-

- Deja de ser tan exagerado- la pelirosa rio ante los gritos de él.

- ¿Por qué no esperas a que vuelva el señor Kisashi y le pides ayuda? -

- Porque llegara tarde, y no puedo terminar mi tarea a las 11 de la noche- la chica, cómodamente se recostó sobre el cuerpo del joven. Naruto, con 17 años, media fácilmente más de 1.80cm, Sakura por el otro lado, apenas y superaba el 1,60cm.

- Bueno, es mejor que no hacerla- la voz de él comenzó a flaquear, era un hormonal omega, con una alfa sobre él.

- Supongo que si- Suspiro y termino de acomodarse, quedando completamente acostada.

- ¿Quieres que busquemos algún programa? - Había cosas que él no podía controlar, como sus feromonas, si no se levantaba ya, otra cosa lo haría.

- ¿Qué te ocurre Naruto? - le presunto con el ceño fruncido al ver la insistencia del chico por apartarla.

- Es solo que... Bueno.... La verdad...- pero las palabras no salen, de los nervios, salto prácticamente del sillón. No contaba con que Sakura se prendería a su torso como un koala para no caer, y al no haber previsto el peso extra, terminaron cayendo ambos sobre la alfombra.

En ese momento fue cuando todo se salió de control.

En un rápido movimiento, gracias a sus filosos reflejos, Naruto giro los cuerpos para caer él sobre el duro suelo y no la chica. Pero eso empeoro las cosas.

Lo primero de lo que fue consiente el rubio fue de lo que veía. Sakura, con el cabello desacomodado, sus ojos estaban cerrados y su boca entreabierta, permitiéndole respirar de manera superficial por el miedo.

Luego, fue consiente de lo que podía sentir, las manos de ella aferrada a su camisa blanca del instituto, y, sobre todo, la cadera de ella sobre la de él; como se aferró, las piernas estaban a los costados de su cadera, y ella estaba literalmente sentada sobre esa parte suya.

Finalmente, respiro, oliendo la piel de la chica por la cercanía en la que se encontraban, ese olor que hacia años lo cautivaba completamente.

Todo el autocontrol que podía quedar en el omega se perdió con esa escena. A pesar de estar medicado, sus feromonas se activaron como si se tratara de adrenalina, inundando la habitación en segundos. Para su sorpresa, no fue lo único que se pudo olfatear, pues aquel aroma al que estaba acostumbrado sentir en la pelirosa comenzó a volverse más fuerte, más dulce e incluso picante.

¿Aquellas eran las feromonas alfa? Se pregunto, cerrando los ojos y permitiéndose aspirar el olor que estaba desprendiendo la chica, mala decisión, porque eso solo motivo a que sus propias feromonas se terminaran de activar.

- Sakura-chan... yo...- no sabia que decir o hacer, le habían explicado miles de veces los pasos que tenia que seguir en una situación como esa, pero la verdad era que su mente estaba en completo blanco.

- Naruto, yo...- ella tampoco parecía saber que hacer. Instintivamente, la chica movió sus caderas contra las de él, para sentir aún más su dureza. Automáticamente en respuesta, el rubio sujeto las caderas de ella, apara acentuar el movimiento e incentivándola a hacerlo con mas fuerza.

Esa noche, fue la primera vez para ambos, besos, roces, y hacer el amor. Fue un poco desesperado, porque las feromonas de ambos se habían disparado, pero no perdió la dulzura y ternura de la primera relación entre dos personas que verdaderamente se aman.

La reglas de este mundo. NaruSaku.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora