𝐎𝐛𝐬𝐞𝐬𝐬𝐢𝐨𝐧

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Jerome Valeska, Gotham

-¿Tenéis lo mío?-aquella voz siniestra rebotó en las pareces, haciendo que las piernas de sus empleados temblaran, amenazando con dejar de funcionar.

La rubia, con más valentía que el resto le arrebató los documentos al gordiflón de su lado y los colocó sobre el escritorio.

-Gracias Bárbara-agradeció el pelirrojo por lo que ella sonrió satisfecha.

La escasa luz que entraba por la ventana iluminó los papeles, mostrando fotos y datos sobre la joven adolescente.

-Señor, apenas tiene 17 años-dijo el gordinflón, temeroso de la reacción que su superior podría tener.

-Calla o te vuelo la cabeza-lo miró con agresividad, intimidándole con su mirada como si de una pistola apuntando a su sien se tratase.

La mirada del avergonzado hombre bajó al suelo y la de Jerome volvió a los papeles.

-Mírala Bárbara, ¿no es preciosa?-le dijo a la mujer mostrando una de las fotos, más concretamente en la que la chica salía caminando hacia un paseo con uno de sus muchos libros, era de hacía unos escasos minutos.

-Ah, ¿le habréis dejado mi regalo no?-preguntó él de repente al fijarse en la foto, todos asintieron casi de inmediato.

Bueno, para ser más exactos Jerome había estudiado a la chica de manera tan exacta que incluso sabía su tipo de sangre, así que también sabía sus preferencias literarias, y lo que la adolescente adoraba leer, por lo que cada lunes dejaba un libro nuevo en su taquilla, y ella, tan ilusa lo leía con emoción y voracidad, esperando ansiosa el siguiente libro.

-Justo el que nos ordenaste que fuera-aseguró una nueva voz.

-¿Será consciente de lo que le favorecen las medias de red?-preguntó el pelirrojo cambiando de tema y dirigiéndose a Bárbara mientras observaba con detención la fotografía, examinando la ropa de la chica, unos pantalones cortos gris oscuro con las dichosas medias y una camiseta negra de tirantes con estampado de una banda de rock cortada irregularmente, dejando ver el bralette de encaje negro de abajo, para complementar todo esto unos botines negros y un cigarro entre sus dedos, sin mencionar el lápiz de ojos negro que rodeaba sus verdosos ojos y el lápiz de labios que acentuaba sus carnosos labios.

-No lo creo-negó la cómplice mirando la foto con una pequeña sonrisa.

-Creo que es hora-soltó con brusquedad el papel en la mesa, levantando su mirada.

-Esta misma noche, estará en su paseo-ordenó seguro de si mismo y de sus palabras. Llevaba meses observándola, mimándola a la distancia, escondido entre las sombras mientras anhelaba besarla, tocarla, acariciarla, incluso amarla.

-¿Está seguro?-preguntó de nuevo el rechoncho.

-Ya me has escuchado saco de grasa-se levantó con brusquedad y comenzó a andar con paso firme hacia su habitación, era hoy, esta misma noche la podría ver de cerca por fin, admirarla aunque sea dormir.

(...)

Eran aproximadamente las doce de la noche cuando la chica seguía en aquel banco escondido del paseo, leyendo aún, en su propio mundo de fantasía, sin pensar en lo que a su alrededor podría estar pasando.

Pasó la hoja de su libro nuevo, dándose cuenta que no había más, se lo había leído entero ya y no se había dado ni cuenta.

Soltó un bufido molesta mientras cerraba el libro con carácter y lo colocaba debajo de su brazo mientras tomaba un cigarro de la cajetilla de su bolsillo junto con el mechero.

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⏰ Última actualización: Sep 25, 2022 ⏰

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𝐎𝐧𝐞 𝐒𝐡𝐨𝐭𝐬 {Jerome Valeska}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora