Chris se colocó el esmoquin perfectamente confeccionado para él. La tela era suave, negra y de calidad. Era su día, era el momento de demostrarles a los demás que no era un impulsivo y que su matrimonio con Elsa podía funcionar tan bien como lo estaba haciendo el de sus amigos.
Todavía estaba sentido con ellos, había pasado un mes y no se habían hablado. Sabía gracias a los chicos que Rachel al fin había aprendido a cocinar y a tender una cama, y que Tom preparaba todos los papeles para su admisión a la universidad, pero no les había dirigido siquiera una mirada hasta que se disculparan por desconfiar de él.
Subió al Mercedes negro que lo esperaba fuera del apartamento en el que se encontraba. Se mudaría a Canterbury Londres una vez casado, sus padres también se habían opuesto a esa boda. Incluso más que "Los Hiddleston".
Todo el trayecto se hizo insoportable. No era una fiesta tan grande como la de Tom, ni siquiera le habían hecho despedida de solteros. Ni siquiera tenía más invitados que sus amigos, los cuales harían de testigos. En realidad, era una boda triste, una boda que nadie quería. Y eso le dolía a Chris, porque más que para demostrarle a los demás que podía ser responsable y dejar de ser el bufón del grupo, quería que ellos tuvieran en claro que se había enamorado de Elsa.
Estaba molesto porque había pensado que Tom lo entendería. Él le había contado que cuando tenía ocho años, la primera vez que vio a Rachel con su cabello castaño y un vestido lila, se enamoró de ella y supo que su destino era estar con ella. No entendía por qué Tom no quería aceptar que a él le había ocurrido lo mismo con Elsa.
Se bajó del auto con las manos sudorosas, con la voz en un hilo y con la cabeza en otro sitio. Los nervios lo comían vivo, pero era valiente y el cariño que sentía por la chica castaña lo impulsaba a entrar al registro civil.
Habían acordado no casarse por la Iglesia, necesitaban invitados y eso era lo que menos tenían.
Entró al edificio y se encontró con Franco, Jade, Ben, Sol, Sebastian, Lara y sus hermanos esperándolo. Elsa aún no llegaba y Chris sonrió que al menos mantenía la tradición.
La chica llegó luego de diez minutos, iba con un vestido blanco floreado hasta las rodillas, perfecto para un día de verano. Chris le tendió la mano y ella la sostuvo, estaban listos, se casarían aunque el mundo entero se viniera abajo.
Procedieron a leer los documentos y presentar a los novios y a los testigos. Era una ceremonia bastante más vulgar y corriente que en una Iglesia o en algún sitio arreglado para una boda, pero a pesar de que Chris tenía la condición social para haber optado a más, no lo hizo porque Elsa se lo pidió.
El juez los casó después del papeleo, los hizo firmar y legalmente Elsa había pasado a ser una Hemsworth. Los chicos se acercaron a felicitarlos con abrazos, algo incómodos por la ausencia de sus otros dos amigos y por la precipitada decisión de su amigo.
Ben pensaba que solo era un capricho más de Chris, a veces hacía cosas estúpidas sin pensar en las consecuencias, así que no se asustó demasiado con su compromiso. Sebastian no lo conocía tan bien como Ben, así que se decía que Chris sabía lo que hacía. Pero Franco estaba horrorizado, temblando del miedo de que Chris se divorciara al día siguiente, se decepcionara y se frustrara.
Sin embargo, Chris parecía estar en una nube de cristal, volaba con una sonrisa sujeto de la delicada mano de Elsa, pero parecía que en cualquier momento el encanto se podía quebrar.
Cuando salieron del registro civil en silencio, se detuvieron de golpe. Frente a la acera, una pareja los esperaba e iban vestidos para la ocasión.
—Creí que no aceptaban todo esto —les gruñó Chris, con cierto dolor en la voz.
—Es verdad, pero eres mi mejor amigo y amante, ¿en serio creíste que faltaría a tu gran día? —Chris sonrió de inmediato al escuchar las palabras de Tom y Elsa lo dejó correr a abrazar a Tom.
Cuando se separaron, Chris le dio un efusivo abrazo a Rachel también. Ella se disculpó por lo que le había dicho cuando le anunció que se casaría y le dijo que ella lo apoyaría en todo, por más alocado y absurdo que fuera.
Después, Rachel fue a felicitar a Elsa y le advirtió que a la que hiciera sufrir a su amigo, la tiraría por la escalera.
Cada pareja se fue en un auto a un restaurant donde habían hecho una reservación para la celebración. Tuvieron que agregar tres puestos más, ya que a la media hora llegó Willy con una guitarra y se puso a cantar una serenata para la feliz pareja.
Mientras comían, Tom no pudo evitar preguntar:
—Chris, en serio ¿Por qué esta boda tan precipitada?
—Tú te casaste en tres meses, y yo en uno, no veo la diferencia, ambas bodas fueron precipitadas.
—Ya, pero yo tuve que esperar diez años para declararme —Chris guardó silencio, era un buen argumento que no podía discutir.
—La verdadera razón... —los interrumpió Elsa—... es que Chris será padre.
Tom escupió su jugo, Ben se atoró con la comida, Rachel abrió la boca, Franco gritó un gran ¡¿Qué?!, Lara los miró sorprendida, Sol no podía creerlo, Jade casi muere ahogada con un trozo de carne y Willy exclamó con felicidad:
—¡Lo sabía!
Todos pasaron de Elsa, a su estómago y luego al rostro de Chris, quien había empalidecido como una cala.
—Espera... ¡¿QUÉ, YO PADRE?!
Parecía que en cualquier momento se iba a desmayar, hasta que Rachel estalló en carcajadas y luego Elsa.
—Te acabas de casar, Chris, ¿en serio un hijo te parece "imposible"?
—¡No estoy listo! ¡Pido el divorcio! —comenzó a chillar. Pero Elsa seguía riendo y todos fijaron su atención en ella.
—No puedo creer que cayeran... —decía entre una carcajada y otra—. Chris no serás padre, deja de hacer escándalo, y ustedes... —le dijo al resto, apuntándolos con el dedo—... No sean tan ingenuos, ¿sí?
—Bueno... —le dijo Tom a Rachel mientras los demás comprendían la broma y Chris salía del susto bajo la risa de Elsa, que no podía soportar las carcajadas—. Al menos sabemos que son tal para cual, un par de niños sin niñera.
Y Rachel no pudo estar más de acuerdo.
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Cásate Conmigo | Tom Hiddleston [Adaptación]
Roman d'amourMi abuela sentía una debilidad por Tom, siempre le consentía y le regalaba dulces a escondidas de mi madre. Incluso mis padres querían más a Tom que a mí. Era un niño demasiado consentido para ser el hijo de la niñera. El día que el cumplió 18 años...