Dos

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Abril.

—¡Jeno! ¡Ayuda!

Si Jeno era completamente honesto, no le sorprendía en absoluto ver que su mejor amigo estuviera corriendo por en medio del pasillo de la escuela a las ocho de la mañana mientras Mark Lee lo perseguía. De hecho, no era sorpresa para nadie; todo el mundo sabía que Donghyuck y Mark tenían una rivalidad casi absurda que llevaba años, pero lo que separaba a Jeno del resto del mundo era que mientras los demás no sabían por qué, él si. 

Era normal verlos pelear una o dos veces a la semana, tanto así que, justo como en ese momento, ya nadie le prestaba atención a la risa escandalosa de Donghyuck que rebotaba en las paredes, ni a los gritos estridentes de Mark que amenazaban con dejar calvo al moreno. 

Cerrando su casillero y dandose vuelta, Jeno alcanzó a ver como Donghyuck derrapaba en medio del pasillo, chocando con una pared de casilleros mientras evitaba a un grupo de animadoras, y luego seguía en su marcha, corriendo con fuerza hasta que logró  detenerse (muy a duras penas) en frente de Jeno, y se escurrió detrás de él para ocultarse.

Fue solo cuestión de minutos tener a Mark de pie justo al frente, con la cara roja y el ceño fruncido. Visiblemente sin aliento y muy molesto también. 

—¡No te escondas, Donghyuck! —gritó Mark y se movió a un lado, intentando pasar sobre Jeno para alcanzar al moreno, pero Donghyuck fue más rápido, moviéndose a un lado para evitarlo—. Jeno no puede protegerte. 

Incapaz de mantenerse lejos del problema, Jeno cruzó los brazos y alzó una ceja, mirando directamente a Mark—. ¿Quieres apostar, Canadá?

Mark le miró entonces, como quien recién repara en su presencia y pareció aún más molesto. Su cara se contorsionó en una expresión extraña, que terminó con un suspiro y los ojos al cielo mientras se acomodaba la chaqueta del uniforme. 

—Mejor dicho, Jeno no va a estar ahí para protegerte siempre. 

Con una última mirada hacia los dos, Mark se alejó por el pasillo, como un niño en medio de un berrinche, dando pisotones y soltando humo por las orejas, y solo cuando estuvo lo suficientemente lejos, Jeno se dio vuelta para enfrentar a Donghyuck con una expresión de reproche.

—No me mires así —pidió el moreno, en medio de una risa y un jadeo para volver su respiración a la normalidad. 

—¿Qué le hiciste?

—¿Por qué asumes que yo empecé? —Donghyuck puchereó y frunció el ceño.

—Es que no importa quien haya empezado, tu puedes elegir ignorarlo-

—¡Eso hago! Pero luego parece que el niño se aburre y viene a joderme. La semana pasada me tiró el almuerzo a la cabeza, y no le creo eso de "Uy me tropecé, perdón". Tuve que lavarme el pelo tres veces para sacarme el olor a Kimchi Jjigae de encima y ni hablar que me arruinó mi sueter favorito. 

Jeno suspiró—. ¿Y qué le hiciste?

—¿Sabes esa crema que sale en la televisión que te la pones en las piernas y luego se te cae todo el pelo? —empezó Donghyuck y por lo menos tuvo la decencia de lucir un poco culpable. Jeno apretó los ojos sabiendo lo que venía—. Pues con Jaemin nos metimos a los vestidores del club de natación y se la cambié por el shampoo. Yo no vi nada, pero Hendery me dijo que si quedó un poquito calvo en algunas partes. 

Dime que Si ➳ NoHyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora