un dulce caos

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Estaba sufriendo, realmente estaba sufriendo y ahogándome en mis propias lágrimas y dolores. Parecía que los siete mares se hubieran reunido sólo para destrozarme por completo, pero lo que yo no sabía era sobre el gran tsunami que se acercaba.

De repente sentí una paz y tranquilidad inmensas, tanto que me hizo olvidarme del diluvio que estaba viviendo. Me sentía tan bien que el dolor y sufrimiento que experimenté se desvaneció por completo, creo que lo llaman la calma antes de la ola.                                                                                 Obviamente como tonta que soy, caí y me creí que finalmente todo estaría bien, cuando de repente, para mi sorpresa, me empezó a diluviar como nunca lo había hecho antes. Lo que caía del cielo no era lluvia ni nieve, eran literalmente piedras. Piedras duras y afiladas que cortaban absolutamente todo lo que tocaban. Rápidamente corrí, y me acoplé bajo las alas de un águila petrificado, al que las piedras no le hacían ningún efecto. Pero pasaron las horas y el cuerpo del muerto águila se iba desgarrando, me sentí tan mal por haberlo usado por mi bien. Me imagino cómo se sentiría en realidad si estuviera vivo, protegiendo a una humana completamente desconocida, para simplemente refugiarse en él. Así que una vez disminuyó la lluvia, empecé a cavarle una tumba al pobre animal para enterrarlo.                                                                                               Cavando, ya después de haberlo enterrado, me asombré al descubrir que justo donde estaba cavando, había un túnel que guiaba a una habitación, en la que estaría bien segura de la lluvia en la cual entré. La habitación estaba repleta de gente y comida, gente que me amaba, se preocupaba por mi y me quería cuidar, pero yo por más que me esforzara por sentir que son reales y su amor es verdadero, solo veía que eran simulaciones controladas por mi, por alguna razón que desconocía solo para satisfacerme.                                                                                                           Pasé días con ellos, haciendo lo imposible por mi para hacerme sentir querida, pero nada funcionaba. Yo quería realmente estar en esa realidad y creerme todo lo que pasaba y creerme todo lo que pasaba a mi alrededor, pero ni modo. Por mucho que hiciera, así que me cansé de esa situación y empecé a creer que en realidad solo hacían eso por mi porque están programados y que de verdad no les importaba, ya que esa era mi realidad, así que decidí volver a salir al diluvio y alejarme de ellos, aislándome de todo lo que supuestamente me hacía "bien".

Una vez salí del túnel bajo tierra, vi que el tsunami ya había empezado. Al principio me resistí a morir, y nadé con todas mis fuerzas mientras de sujetaba a los pocos árboles estables que había, pero qué iba a decir, yo ya tenía que morir, mas bien, lo deseaba y lo anhelaba. Me rendí y comencé a hundirme, cuando de repente y mágicamente vino el águila volando hacia a mi para salvarme, aunque yo me resistía a aceptar su ayuda, estaba muy agradecida por su llegada. Él simplemente me cogió de la cara, abriéndome los ojos como platos, y dijo:                                               -Realmente es eso lo que quieres?, Realmente es por esto por lo que estuviste aguantando todo este tiempo' María, yo se perfectamente que no es esto lo que tú anhelas-

Después de escuchar eso, comencé a pasar por un túnel mental, en el que me vinieron tantas reflexiones que me hicieron reflexionar y despertar para ver que sólo estaba chispeando, mientras yo me paraba putrefacta de esa gente, la que vi en la habitación del túnel. No me podía creer lo que estaba viendo, ¡ELLOS ERAN REALES! Me saltaron las lagrimas mientras me acercaba poco a poco a ellos, y vi como yo había tirado 20 de los paraguas que me ofrecieron. Simplemente me miraban con una dulce sonrisa dibujada en la cara. Corrí a abrazarlos, y era real que yo podía sentirme querida. Ese día había decidido que por mucho que lloviera y me volviera a ahogar, saldría del agua, pero no por la ayuda de un fruto de mi imaginación, si no por mi misma.

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