Parte única.

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Lo primero que noto, fue la insistente mirada del hombre mayor sobre la suya.

No era una mirada que lo incomodara pero si lo intimidaba. Sabía que no había intenciones de hacerle daño pero simplemente era demasiado intensa como para dejarla pasar.

Ali no dejaba de preguntarse que había hecho para merecer tanta atención. Le causaba incertidumbre no saber si se había debido al gesto de la mazorca. Tampoco le molestaba, en realidad, Sangwoo...le gustaba.
Era ese tipo de cosas que sólo podía admitir ante si mismo, únicamente en su mente y a un volumen muy bajito, pues era un hombre casado y con un pequeño, pero desde que lo conoció, desde que con tanta amabilidad le dio dinero para el transporte a su casa, Ali no dejo de pensar en su apuesto rostro y elegante figura.

Y por eso, no podía dejar de cohibirse ante los oscuros ojos de Sangwoo pegados a su rostro.

- Señ- Sangwoo? - pregunto corrigiendose mientras por fin se animaba a mirar al contrario.

Y ahí fue que Ali trago de forma sonora. No por la mirada del mayor, sino por lo que aquella mirada le hacía sentir, le hacía desear.

Parecía querer engullirlo de la forma más deliciosa únicamente con la mirada. Escaneaba sus ojos, su nariz, sus labios, su cabello.

¿Sangwoo llevaba el mismo tren de pensamiento que el suyo? ¿Sentía aquel mismo magnetismo atrayendo sus cuerpos?

Ali se permitió miras a Sangwoo de la misma forma, examinarlo por completo y regodearse en sus facciones.

La nariz recta, los labios pequeños y sus bonitos pómulos. También ese cuello, ese cuello largo y elegante que lo instaba a depositar numerosos besos en el, enla manzana de Adán y en el nacimiento de sus clavículas.

Fue el turno de Sangwoo de cohibirse y tragar sonoramente ante los brillantes ojos de Ali clavados sobre el.

El aire era tenso, lo suficiente como para sofocarlos.
Ali fue el primero en desprenderse de su chaqueta, gesto que llamo a la mirada de Sangwoo de forma inmediata.

Ali era fuerte, mucho y eso todos lo sabían. Todos lo habían visto. Pero sólo pensaban en su fuerza para situaciones de vida o muerte, para trabajo, para ayuda.

Sangwoo, por otro lado, no había dejado de pensar en la fuerza del joven en un contexto completamente distinto. En lo indudablemente privado.

¿Los abrazos de Ali eran placenteros? Apostaba que si, con esa piel tan cálida, seguro que rodeaba a quien quisiera abrazar con facilidad y los apretaba de la manera más dulce.

¿Qué pasa si Ali lo sujetaba...de otra manera? La mirada de Sangwoo no se apartó de los bíceps del pakistaní, imaginando que estos podían sujetar su delgada figura con facilidad, quizás sostener sus caderas y...

- Sangwoo- volvió a repetir el joven, está vez mientras se acercaba un poco a el.

Había preocupación en sus ojos, pero también se adivinaba una urgencia peculiar, que Sangwoo esperaba, se pareciera a la suya.

- ¿Puedo tocar tus brazos? - Sangwoo se había arrancado tal pregunta de un tirón, como una costra molesta. Sus oídos ya habían zumbado lo suficiente ante la anticipación angustiosa.

- Si...- Ali mismo se arrancó tal afirmación de golpe, entre un suspiro de sorpresa y alivio. Deseaba sentir los elegantes dedos de Sangwoo en su piel.

Este así lo hizo, primero trazando un camino con sus yemas, sintiendo como el joven se tensaba ante su tacto y sus respiraciones se aceleraban. Cuando llegó a su bíceps izquierdo, dio un pequeño apretón que causó un respingo en Ali.

As a couple; +17Donde viven las historias. Descúbrelo ahora