Capítulo 20

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No veo a Doskas desde la noche anterior por culpa de los malditos entrenamientos de baile.

Luego de que por segunda vez me atreviera a confesarle mis sentimientos me sentí completamente al desnudo. Además de que no tuvimos mucho tiempo para seguir con el tema, nos interrumpieron unos minutos después.

—¿Estás bien? Te noto distraída—los brazos de Rizitos me envuelven la cintura impulsándome al aire.

Seguimos la rutina sin platicar, lo que logra que no deje de pensar en Adrián.

Desde siempre he mantenido el temor a que se sepa lo que soy, pero estoy llegando al límite.

Nadie entendería el nivel de angustia que significa poseer un secreto del que depende tu vida. El solo acordarme de lo que se vió en las pantallas cuando Rizitos mató a esa chica, hace que mi estómago se revuelva. Lo menos que le hicieron fue sacarle los ojos.

Ahora que analizo esa situación, pocas medidas se tomaron. Aunque cabe la posibilidad de que Doskas evitara los exámenes médicos para mi, lo que quiere decir que pude ser descartada desde un inicio.

Conociendo a ese hombre sobreprotector es bastante probable, en especial si se trata de mi salud tiende a ser maniático. Odia que me tengan que intervenir quirurgicamente o que saquen muestras de sangre.

—Ya es demasiado por hoy—la música se detiene y no hay que ser adivina para saber quién la apago—¿Me vas a decir qué pasa o no?—está enojado, se nota por el ceño fruncido y los brazos cruzados.

Agarro una botella de agua y se la lanzo, trago un sorbo de la mía con la idea de darme unos segundos de organización mental.

Nos secamos el sudor dentro de las cámaras absorbentes. Es un espacio reducido, como una ducha pequeña que en vez de lanzar agua la absorbe.

Sé que en cuanto salga de aquí tendré que responder un interrogatorio. No quiero involucrarlo en esto, suficiente peligro corre por estar participando en esta Competencia como para sumarle mis problemas.

Cualquiera podría decir que estar con un Dios que es parte del conjunto de jueces sería una estupenda estrategia, sin embargo es lo contrario.

Soy un blanco de ataques, debo andar con sumo cuidado y aun así es imposible que alguien nos note. Ni siquiera al apagar grabadoras, tener aposentos secretos, usar comunicación aislada de las redes. Nada de eso nos sirvió, la Zona Neutra se enteró y también en los Campamentos ha sido imposible que los rumores no se esparzan.

He tenido que dar explicaciones públicas al respecto, osea mentir.

No sé qué secreto se saldrá primero a la luz del mundo, si nuestra relación prohibida o mi naturaleza Elemental.

Salgo antes que Rizitos por lo que voy a los vestidores a ponerme el vestido que eligió Inna. Es al estilo princesa, son de mis favoritos porque a comparación con los entallados estos son perfectos para correr, los otros no permiten mover las piernas como se debe.

—¿Estás lista?—me resigno a disponerme a enfrentar lo que se viene.

Él ya está con un pantalón de tela, que en realidad es de algodón, facilita el buen movimiento de las extremidades. Y arriba una camisa blanca suelta, se empuña en las muñecas, es holgada y solo tiene botones hasta el ombligo.

Acostumbra a usar un estilo desenfadado con el que vuelve loca a más de una Oriental.

—Gracias—le digo al coger los zapatos que me entrega.

—¿Vas a seguir ignorándome?—tener que lidear con esto es difícil y no me ayuda que presionen.

—¡Joder, es un tema con Adrián!—exclamo sin paciencia—Ciertas personas importantes saben de nosotros, yo lo sé, pero él me lo está ocultando...ese es el puto problema—su rostro cambia de semblante, esta preocupado y avergonzado.

ZONA DE FALLAS: FALLASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora