⪼Capítulo 20⪻

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Aún con Harry entre sus brazos, volteó el rostro rápidamente hacia los acantilados y fue cuando los vio. Un grupo de vampiros trepaba las rocas y corría con rapidez hacia ellos.

—Maldita sea —vociferó. Provocando que el hombre entre sus brazos despegara el rostro de su pecho, y lo mirara con sorpresa ante la expresión repentina.

—¿Qué sucede, amor? —Al finalizar las palabras, llevó la mirada hacia donde el castaño observaba. Sus ojos se abrieron con estupor al comprender el panorama y la emboscada inminente que sucedería. —Louis... —pronunció con un hilo de voz.

Sujetándolo de la cintura y con los sentidos de protección más alerta que nunca, Louis posicionó el cuerpo de Harry detrás del de él. La urgencia de protegerlo y la desesperación de comprender su vulnerabilidad en su estado humano, hizo que de su interior brotara el temor de que le fuera arrebatada la primera y única persona que había amado en toda su vida.

Los vampiros corrían a gran velocidad hacia ellos. Mujeres y hombres de diferentes contexturas físicas formaban una fila horizontal abarcando gran parte del terreno, rodeándolos por completo.

—Lou, hazte a un lado, necesito transformarme, no puedo hacerlo contigo tan cerca —exigió el hombre lobo sin poder quitar los ojos de las criaturas que se aproximaban.

—No. No hay tiempo —Su voz sonó áspera y cortante, llena de autoridad—. No podrás hacerlo a tiempo —aseguró el agarre en la refinada cintura de Harry, sin disponerse a separarse ni un ápice.

—Louis, no podré defenderme si no me transformo. No podrás con tantos tú solo y además cuidar de mí.

Demandó con urgencia, observando apenas el perfil del vampiro; su rostro con facciones inmutables, sus cerúleos ojos perdidos en los vampiros aproximándose. Había inmovilizado su cuerpo por causa de la fuerza que ejercían sus manos alrededor de su cintura.

»¡Louis! —gritó su nombre en una súplica desesperada al ser ignorado, no pudiendo controlar por completo las convulsiones de su lobo que reclamaba salir a la superficie. —¡Hazte a un lado ahora, o ambos moriremos!

El vampiro tensó la mandíbula y apretó las manos en puños analizando la situación. Si bien Harry era rápido adoptando su forma animal, no tendría tiempo suficiente de hacerlo y si se movía, si apenas le daba el espacio necesario para transformarse, lo atraparían. No podía correr ese riesgo.

Un gutural gruñido nació de lo profundo de su garganta, escapando por entre los dientes, sus labios temblaron de rabia, amenazando a quien osase acercarse a su lobito. Agazapó el cuerpo, adoptando una postura defensiva, preparándose para el inminente ataque. Unos rápidos latidos de corazón llamaron su atención, causando que llevara la vista hacia la derecha.

Un fuerte gruñido se escuchó, pero esta vez, a metros de donde se encontraban. Harry volteó la cabeza en la misma dirección que Louis, para observar al lobo café entrar en escena, arremetiendo contra algunos de los vampiros que llegaban hacia ellos.

Louis giró nuevamente el rostro hacia adelante, y sin soltar la cintura de Harry gruñó ante el inminente ataque de una vampira que empuñaba amenazante una faca en su mano. Los ojos de esta, reflejaban un brillante color carmesí, su semblante era violento y sus facciones descompuestas por causa de la ira que colmaba su cuerpo. Louis pudo sentir sus emociones, las ansias de muerte, de arrebatar vidas, ferocidad y brutalidad recorriendo sus férreas venas.

—Amor...

Susurró resignado Harry en los oídos de Louis, melodía suave en medio del caos, suplicios ahogados en ese simple vocablo. Si esa era su última palabra, entonces habría muerto satisfecho. Porque lo comprendía, por supuesto que lo hacía, él en su lugar, hubiera hecho lo mismo.

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