Derechos

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Segunda parte de "Lies"

Christopher bajo de su auto y frunció el ceño al reconocer el auto que quedo al lado del suyo, para salir de dudas miro la patente y confirmo sus dudas. Era ella. No sabia si estaba alucinando o era real, estaba confuso después de haber pasado todo el camino del estudio a su edificio pensando en ella, pero no iba a esperar para averiguarlo. Se abalanzo hacia el ascensor y hundió el dedo que lo llevaba directamente a su piso como si por presionarlo con mas fuerza, este se movería mas deprisa.

Salio del elevador con un nudo en el estomago y se quedo de piedra en la entrada del vestíbulo al ver la cabellera rubia de la joven que se hallaba sentada en un sofá de espaldas a el.

Abrió la boca para decir algo pero no le salio ni una sola palabra. Aun así, ella pareció percatarse de su llegada porque se giro despacio hacia el.

Cuando sus ojos se encontraron, el mundo dejo de girar.

Christopher se mantuvo de pie a duras penas.

<amor> estuvo a punto de decir, pero se contuvo.

—TN— articulo dando un paso al frente.

—Hola, Christopher— musito ella sin despegar los ojos de los suyos con una mirada que pretendía ser inexpresiva, pero que desbordaba de emociones.

—Estas aquí— dijo llevándose una mano al pecho- Has venido.

Ella asintió varias veces con suaves movimientos de la cabeza.

—Aquí estoy— repitió— he venido a verte porque tengo que decirte algo. ¿Puedes sentarte, por favor?

—Si, si, si...—contesto el y se apresuro a llegar hasta donde ella le indicaba. Se sentó a su lado en el sofá e hizo el intento de tomarle las manos, pero TN las alejo en enseguida.

—No se que es lo que estás pensando, pero no he venido a oír nada que venga de ti, si estoy aquí es porque quiero que escuches lo que yo tengo que decirte.— soltó sin expresión alguna, su rostro se había vuelto neutro desde que había ingresado.

Sus palabras tan frías fueron como un puñetazo en el estómago. Nadie nunca lo había golpeado tan fuerte.

Sin poner resistencia, obedeció, se quedó en silencio y esperó sus palabras con mucha angustia. No tenía ni la menor idea lo que iba a decirle, pero sus ojos llenos de pena rompían el corazón.

—Lo siento cari... TN— él mismo se cortó al darse cuenta de lo que iba a decir, aunque por dentro se moría de ganas por poder volver a llamarla así y que todo volviera a ser como antes...

—Ten— estira sus manos hacia él con unos papeles, él frunce el ceño.

—Estoy embarazada— soltó TN luego de una pausa de largos segundos. Christopher sintió, por segunda vez en minutos, que el mundo se detenía. Se le cortó la respiración y se sintió mareado— No se si lo que ocurrió la noche de navidad fue un terrible descuido u otro engaño tuyo, pero la verdad es que prefiero no saberlo. El resultado no me disgusta así que prefiero no pensar en otra cosa.

—No...no, TN...jamás...

Ella volvió a interrumpirlo alzando una mano entre los dos.

—Jamás nada, Christopher— espetó con un suspiro— entiende que todo lo que me dices me suena a engaño, a mentira. ¿Cómo puedo distinguir lo que es verdad y lo que no? Tu solo acabaste con la confianza que te tenía.

—Lo sé, cielo. Lo sé— dijo Christopher extendiendo las manos hacia ella— No tienes idea de cuánto lo lamento, pero estoy dispuesto a lo que sea con tal de recuperarla y de hacer que me creas cuando digo que...

—¿Lo que sea?— preguntó ella alzando las cejas—¿Harás lo que sea que te pida con tal de darme un poco de paz? Ahora más que nunca necesito un mínimo de tranquilidad, Christopher.

Christopher trago saliva y movió la cabeza hacia arriba y abajo varias veces.

«Estaba embarazada» pensó con una mezcla de felicidad y temor. Le estaba costando mucho procesar la idea en su totalidad, pero de ningún modo le disgustaba. Tal vez el bebé llegaba en el momento que más lo necesitaban, quizás era una señal de que todo estaría bien y que tenían que estar juntos.

—Me ocuparé de lo que necesites, TN— dijo con los ojos llenos de lágrimas— Me has dado la mejor noticia de mi vida.

Ella se giró hacia el bolso que descansaba a su lado sobre el sillón y agarró una carpeta de cartón color roja.
—Necesito que firmes esto— le pidió extendiendo el brazo, esperando que él la recibiera.

Él tomó la carpeta y la abrió con el celo fruncido. No era lo que había esperado, aunque en realidad estaba tan asombrado por la noticia y con tenerla a ella con él ahí, que no sabía que esperar.

—¿Que es esto?— pregunto abriéndola, pero en lugar de leer su contenido, sus ojos se quedaron en TN.

—Es tu renuncia a la paternidad del bebé. Fírmalo y quedarás absuelto de tus obligaciones con el niño o niña incluso antes que nazca— pronunció de manera lenta y fría— Y de tus derechos, por supuesto.

Christopher soltó la carpeta como si le quemara y se puso de pie casi de un salto.

—No— articuló apuntándola con un dedo—No, de ninguna manera.

TN ladeó la cabeza y lo miro sin inmutarse desde el sofá.

—Dijiste que harías lo que sea.

—Pero no eso…—jadeó dando un paso atrás— No...no, TN, no.

—Es lo único que necesito de ti. Que me dejes seguir con mi vida— hablo desviando la vista j posandola en algún punto delante suyo—, que me dejes en paz.

—Esto ni siquiera puede ser legal— insistió viendo desde arriba la carpeta que había quedado abandonada en el sillón como si fuese una especie de monstruo.

TN la levantó y se la colocó en el regazo.

—Claro que lo es. Mi abogado se ocupó de todo con un equipo especializado en este tipo de casos. Léelo si entiendes algo del tema o llevárselo a tu abogado para que lo analice. Esto es serio, no estoy intentando engañarte ni nada parecido.

—No— repitió y en un acto de desesperación se puso de rodillas en el piso. Tomó la carpeta una vez más y la lanzó a varios metros de distancia sobre la alfombra—No voy a renunciar a ti ni  mucho menos a mi hijo, TN. Sé...se que quizás todavía me odias, que te lastima tenerme cerca, pero...

—No tienes ni idea de cómo me siento— masculló la rubia y colocó las manos a los costados cuando sintio el intento de él tomar las suyas— No sabes nada.

—Es mi hijo, TN... Es nuestro hijo— suplico rozándole el abdomen con los dedos y ella se quedó muy quieta ante el tacto, casi sin respirar— por mucho que me odies, tengo derechos...

—Si, los tienes— susurró con un suspiro— Y ni te los niego. Aquí estoy ¿No? No he intentado engañarte ni te lo he ocultado. Siempre te dije la verdad y eso no va a cambiar. Reconozco tus derechos, sin embargo, te pido que renuncies a ellos.

¿Que dicen? ¿Tercera parte o final abierto? Jiji 😁

Imaginas; Christopher Velez y TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora