—Te traje café, supongo que volverás a quedarte horas extras —los ojos del pelinegro se posaron en la taza de café humeante frente a él, el olor entrando por su nariz, llevándolo a aquel sentimiento hogareño que el café recién hecho le provocaba, e ignorando la mirada atenta del peliblanco, lo tomó— entonces... que tengas una linda noche, nos vemos mañana.
Asintió, observando su esbelto cuerpo alejarse y se permitió sonreír; su relación con el menor se basaba en eso, cortas palabras, chistes los cuales Jaebeom no dejaría que nadie más le cuente pero que sabía que si él lo hacía, jamás podría ofenderse y alguna que otra sonrisa tímida desde la distancia. Admiraba la manera despreocupada que el chico tenía de vivir, la libertad que se tomaba para bromear con todo el personal incluso cuando estos eran mayores que él, lo fuerte que solía reír sin importarle generar alguna que otra mirada de odio hacía él, lo desarreglado de su traje, aquella camisa abierta que no revelaba más que un poco de la piel dorada del chico pero que era suficiente para generar algún que otro comentario sobre lo bien que se veía, Jaebeom deseaba no tener que abotonar su camisa completamente para obtener la mirada de aprobación de su jefe, también deseaba poder teñir su cabello sin ser visto como poco profesional porque suficiente tenía con soportar los comentarios acerca de lo largo que lo llevaba, deseaba la vida de Bambam, y deseaba profundamente, que no le fuera tan difícil ser parte de ella.
Jaebeom deseaba a Bambam, de todas las formas posibles, en todos los sentidos.
Deseaba que el interés de Bambam no se desvaneciera con el tiempo.
Que sus ojos siguieran brillando con el paso de los días.
Deseaba con todas sus fuerzas, que no fuera como con otras personas, deseaba que Bambam no se aburriera de él.
Deseaba jamás quedarse solo, porque no podría con eso otra vez.
Jaebeom supo que estaba perdido desde el momento en el que la simple admiración que sentía por su compañero se había convertido en algo mucho más fuerte, algo que lo atormentaba siempre que podía.
No importaba qué día era, si era de noche o de día, el recuerdo del peliblanco se sumergía en su mente como si quisiera quedarse allí para siempre, y ahora que estaba solo en la oficina, sabía que el momento más difícil estaba por llegar, porque su mente comenzaba a divagar, quizás en recuerdos, en palabras, en el mínimo tacto de la yema de sus dedos rozando su piel por accidente.Y era aquello lo que lo ponía más incómodo, lo que lo atormentaba realmente. Mayormente en las noches.
Cuando no podía dejar de pensar en las manos del peliblanco.
En lo pomposo de sus labios.
En aquella delgada cintura que terminaba por complementarse perfectamente con sus largas y delgadas piernas, las cuales vestía con aquellos pantalones ajustados que se amoldaban con delicadeza alrededor de sus músculos y Jaebeom sabía que era un idiota, pero aquella era su rutina en las noches, cuando se encontraba solo en su habitación, con su mano viajando lentamente por debajo de su ropa cerrando los ojos, dándole espacio a su imaginación.
Y deseaba que la mano que lo estaba tocando fuera la del menor.
Deseaba que los gemidos que salían de su boca fueran oídos por el peliblanco. Que fueran causados por él.
Deseaba tener las grandes manos del menor sosteniendo su cuerpo, sometiéndolo sin vergüenza con aquel aire de grandeza que inspiraba en la oficina, haciéndolo sentir diminuto, frágil, y a su vez, protegido.
Deseaba tenerlo entre sus piernas, embistiendo como si su vida dependiera de ello, ahuyentando su vergüenza, aquella que aparecía en las madrugadas cuando acababa solo en la oscuridad de su habitación, porque si, Jaebeom no tenía pudor ni vergüenza cuando se trataba de someterse ante su compañero, pero esta lo atacaba de repente cuando la sensación de excitación abandonaba su cuerpo y la soledad del cuarto lo abrazaba en un manto oscuro y deprimente.

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"Desire You." | BBam
FanficJaebeom desea a Bambam. Y no se imagina que el deseo es mutuo. BBam Bambam top 2Shot