Bambam

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Bambam sabía lo que estaba haciendo cuando puso un pie en ese lugar, arriesgando no sólo su reputación, sino que también, otra de sus noches, porque no era la primera vez que terminaba perdiendo su tiempo en la densidad de aquel lugar, pero ya había comenzado a cansarse de pretender que no entendía lo que sucedía en la mente de su compañero de trabajo.

Aquel que lo observaba a lo lejos en las tardes, aquel que evitaba sus bromas y cualquier insípida interacción que intentara crear, aquel que se ponía nervioso cuando su mano rozaba alguna parte de su cuerpo como si fuera una estúpida escena sacada de alguna serie que su abuela solía ver en la televisión, si, ese compañero.

Lim Jaebeom, de veintisiete años y un aura aburrido, con aires deprimentes y delirios de grandeza que no sabía cómo defender, si, ese hombre que no se daba cuenta que la gran mayoría de sus compañeras se tomaban el tiempo de observarlo con atención y algo más que simple inocencia e interés, y Bambam, Bambam podía declarar con sinceridad que ninguna de ellas estaba equivocada, porque aquel hombre era difícil de ignorar, no cuando caminaba por la vida con un rostro digno para estar en la portada de una revista, el pelinegro sacaba su peor lado a la luz con aquella timidez escondida debajo de esa mirada penetrante, llena de firmeza, inseguridades y deseo, algo difícil de ignorar.

Porque si, Bambam era joven, pero podía notarlo claramente cuando sus miradas se conectaban y las manos del mayor se tensaban.

Jaebeom lo deseaba, era demasiado obvio, sus gestos, el nerviosismo de su voz, su mirada llena de lujuria, esa que destilaba en cualquier lugar y momento un hambre que al menor se le hacía difícil de explicar; Jaebeom lo deseaba, por más que quisiera fingir que no.

Y era mutuo, aunque intentara ocultarlo, aunque intentara mantener aquella relación de manera laboral, era difícil cuando tenía la mirada constante de aquel hombre perforando su nuca todos los días en una mezcla extraña entre fascinación y odio, como si quisiera que en ese mismo instante tomara todo de él.

Pero era aquello lo que le generaba interés.

Bambam deseaba aquella mirada llena de fascinación.

Deseaba que jamás dejara de mirarlo, que continuara con aquella estúpida timidez inexplicable cada vez que lo descubría.

Y lo deseaba profundamente porque jamás había sido observado de esa manera, porque aunque acostumbraba ser el centro de atención, nunca nadie lo había visto con semejante deseo, con semejante devoción.

Bambam deseaba cumplir todas las expectativas del mayor, deseaba verlo de rodillas, oírlo suplicar por él de las maneras más sucias, desordenar su cabello, su ropa, hacerlo sentir inferior y demostrarle que no se equivocaba al elegirlo a él por sobre todas las otras personas. Y en esos momentos en los que su imaginación volaba, le importaba muy poco que fuera su compañero de trabajo, mucho menos que tuviera un rango superior al suyo, era eso lo que lo hacía aún más interesante, aún más obsceno.

Bambam quería romper todo lo que Jaebeom se había encargado de crear, por más cruel que sonara, ese era su deseo y lo iba a cumplir, de la forma que sea.

Pero no había esperado encontrar esa imagen frente a sus ojos, porque todas las veces que había encontrado al mayor en ese bar, lo había visto emborracharse hasta casi dormirse en aquella barra en la que ahora devoraba los labios de otro hombre con una fiereza que creía impropia de él, y no podía negar que eso había sido una patada en su ego, porque Jaebeom parecía desear a ese hombre casi con la misma pasión que lo hacía con él, por eso no dejó de observarlo en ningún momento, como si fuera cómplice de aquello que estaba sucediendo, queriendo que la culpa se apoderase del cuerpo del mayor por estar con alguien que no era él y sonrió con orgullo cuando Jaebeom lo vio de reojo, como si estuviera viendo un fantasma, otra vez con ese nerviosismo que podía observar en la oficina, dejando escapar aquella seguridad que había obtenido, y aunque era algo cruel disfrutar del pánico del mayor, era lo único que necesitaba para espantar todas las dudas que había en su cabeza.

"Desire You." | BBamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora