˖࣪ ࣪🥀 ֶָ 𝗖𝗮𝗽. 𝟬𝟯 :

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-Si, mañana en la mañana, a eso de las 10 ya me voy..

Entré a la sala y logré escuchar a mi padre decirle eso a mamá, al parecer se había adelantado su fecha de ida. Me ponía algo triste pensar que se iría por algunas semanas o con mucha suerte una semana. Todos ya estábamos acostumbrados pero a pesar de eso se sentía mucho su ausencia cuando no estaba.

- Buenas tardes, Valen..- mamá río un poco ya que me desperté más tarde de lo normal.

- Hola..- dije con mi voz ronca por recién haber depsertado.

Caminé hacia donde estaba ella y me senté en el sofá a su lado, la abracé y dejé que mi cabeza reposará en su hombro mientras ella acariciaba mi espalda.
Como pude y sin moverme miré el reloj de la sala. Eran las 12:30 del mediodía.

- ¿te vas mañana? - mi padre asintió suavemente.- ¿sabes por cuánto tiempo?

- Por ahora sería solo una semana, pero puede alargarse.

- Esperemos que solo sea una semana.- agregó mamá.

- Ya veremos...pero esperemos que sí, papá.- dije para luego levantarme y dar unas palmadas en el hombro de mi padre.

Fui a la cocina caminando algo adormilado y tallando mis ojos ya que la luz del sol, que al parecer hoy se dignó a salir, hacía que mis ojos se pusieran llorosos.
Al llegar ví a Sarah comiendo pan con algo dentro pero no logré distinguir que era.
Abrí la heladera y comencé a ver qué podía comer, algo que sea rápido y rico. Tomé una manzana, mis favoritas por cierto. Salí por la puerta de la cocina que daba al patio y me quedé allí apareciendo la vista, mientras daba mordiscos a la fruta en mis manos.

Ahora que papá no estaba sabía que tenía que ocuparme de varias cosas, como por ejemplo alimentar a los caballos, teníamos tres de ellos, también debería bañarlos, debía ocuparme de llevar a mamá a dónde quisiese ya que ella no sabía manejar y alguna tarea más relacionada con el campo.

Tiré el carozo de la manzana una vez la terminé y despeiné a mi hermana al pasar por su lado, haciendo que me gritara ya que ella siempre pasaba bastante rato tratando de peinarse y que le guste como quede. Salí bastante rápido de ahí y fui a mi habitación para cambiarme de ropa y poder abrigarme ya que esos 5 minutos en la puerta bastaron para darme frío.
Me puse unos pantalones de algodón color verde oscuro, una camiseta blanca y un abrigo de algodón también. Fuí por el libro que había elegido ayer, lo tomé y subí al último piso de nuestra casa, al tercer piso. Allí solo teníamos las cosas que no se usaban pero también había una ventana la cual tenía un pequeño espacio donde uno podía sentarse y con mucho cuidado fue lo que hice. Me senté allí luego de abrirla y comencé a leer la autobiografía.

Disfrutaba demasiado leer, de hecho era mi sueño poder ser escritor, pero en esta época es bastante complicado crear uno y poder llegar a publicarlo. Tenía algunos esqueletos de futuros libros pero eran solo eso, esqueletos.

Siempre me tomaba mi tiempo leyendo y analizando los libros que leía. Me gustaban mucho los que tenían un final que te dejaba pensando sobre muchas cosas, esos que el final no era lo que esperabas o que simplemente tenías la oportunidad de pensar tu propio final. También me gustaban las novelas de misterio, ya que pensar posibles sobre quién sería o que le habría pasado a alguien, era lo que más disfrutaba.

En este lugar podía pasar horas y horas y más los días como hoy, sábado, que no tenía clases. Mis planes eran leer, anotar posibles ideas para mis obras, pintar y no muchas cosas más. Pero esas simples cosas me hacían muy feliz y pasar ratos agradables conmigo mismo.

Está fascinación había pensado a mis 10 años o incluso antes. Leía libros de mi padre que a pesar de que no los entendía del todo lograba practicar mi lectura, mi escritura y mi imaginación. Luego de que nació mi hermana comencé a leerle libros a ella, pero esos libros eran inventados por mi para que sean para niños pequeños.
A partir de ese momento siempre tenía que leer al menos un libro y con el tiempo dos y así sucesivamente.

𝐓𝐡𝐞 𝐑𝐨𝐬𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora