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Pedido por una usuaria de AO3.
Donde hay rumores que Poseidón y Hermes tienen algo, o donde Hades esta celoso de los rumores de lo que Hermes se está comiendo.
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Con la culminación de la reunión en el Valhalla, había decidido esperar a que los demás dioses se marcharan, quedando estancado en su lugar, siendo un comportamiento inusual en él al ser siempre de los primeros en retirarse de la sala, acompañado de Hermes.
Tenía un presentimiento. Durante la reunión, había tenido el sentimiento de estar siendo acechado a la distancia, una presencia que no le tomó importancia, pero que persistió y se intensificó cuando Hermes preguntó por su demora.
Le indicó que lo esperara en su templo para continuar lo que dejaron. La extrañez en su rostro agraciado se mezcló con una sonrisa cómplice y de complacencia, despidiéndose con una reverencia que no pasó desadvertida de su mirada. Finalmente, Hermes marchó a su quehacer como fuente de información de los panteones.
Lo vio marcharse y siguió esperando hasta que dejó de escuchar la algarabía y no hubo ni un alma presente en el sitio, a excepción de una presencia, movida entre las sombras.
No lo tomó en serio, pensando en Belcebú probando una nueva criatura con él. No era la gran cosa, tomó camino hacia la salida, pero se detuvo entre dos columnas que custodiaban el exterior, de mármol demasiado blanco, que las sombras proyectadas eran tenues, y casi desaparecidas. La sombra de la columna de la izquierda era más oscura, no concordando a su realidad.
Giro el cuerpo hacia esa dirección. No dijo nada y espero, sin sentir el suspenso del ambiente al escuchar una risa burlona venir de la sombra.
Sumido en la oscuridad, surgió Hades con su porte galán e intimidante.
Su mirada plateada lo devoró como un animal salvaje. No necesitó palabras para entender la razón de su hostigamiento, pero no hacía mal en esperar a que el gobernante del inframundo se dé a explicar antes de llegar a conclusiones apresuradas.
─Hermano
Lo recibió con afecto en sus palabras. Hades no fue como acostumbraba a ser con él; algo distante y desinteresado, se recostó contra la colmna de donde salió, con los brazos cruzados y jugando con un mechón de cabello platinado.
