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A YoonGi nunca le dijeron cuál era el contexto de la escena. Bueno, él sabía cuál era el contexto. Pero de lo que definitivamente no estaba enterado era de cómo y quién.

Vende más. Ese es el único contexto que necesitas, YoonGi.

—¿Cómo mierda? ¿Desde cuándo este mundo se volvió solo pies y un tipo que se la chupa a otros cien tipos para luego correrse en el abdomen de uno solo, como si eso tuviera si quiera algo de excitante?

—Tal vez siempre fue así, pero ahora la gente está deshinibida —dijo su manager—. Y vende más, no lo olvides.

—Tampoco olvido que a este mundo solo lo mueve el dinero. Me mueve a mí, te mueve a ti. Dime, JackJack, ¿Cómo planeas hacer que me mueva esta vez?

—Ah-ah, prepárate —canturreando como niño pequeño, el manager le mostró ciertos papeles—. ¡Mil doscientos dólares! ¡Casi puedo ver cómo estás moviéndote ahora mismo!

¡Mil doscientos dólares!

YoonGi empezaba a dudar, mas recordaba los detalles superficiales de la escena y volvía a comenzar con el debate interno. Ni YoonGi ni su lobo estaban de acuerdo. La situación no pintaba para segura aún cuando la idea sólo era el principio de un pensamiento imaginario hipotético. No había sucedido y no iba a suceder.

—No estoy al cien por cien, Jackson. La paga, bueno, ambos sabemos que no es un chiste. ¿No estarán haciendo cosas que tengan que ver con la palabra que empieza con “p” y termina con “n”, verdad?

—No, estúpido —Jackson volvió a acercarle el contrato—. Vamooos, ¡Hazlo por esos mil grandes! ¿Acaso no dijiste que querías pagarle ese hotel para perros a Holly? ¡Y ese Cadillac que viste el viernes! ¡No se comprarán solos! ¿A qué le temes, eh?

El alfa se frustraba a cada segundo. —No es algo seguro, Jack. Es que... el omega, no me dejará acercarme y si yo puedo olerlo, sabré que no tengo que hacerlo. No quiero tener que preocuparme de algún alfa enloquecido por él esperándome afuera después de la grabación.

Jackson negó frenético. —No no no. No. Está todo bajo control, créeme, YoonGi. ¿El omega? Creo que ya ha estado en este lado antes, no sé. Algo así escuché de Jung. No es un novato —YoonGi respiró con fuerza—, ¡lo estás pensando, ves! ¡Di que sí y venga, firmemos estas hojitas!

YoonGi de verdad estaba pensándolo, porque sabía que le convenía. Es que esto no solo se trataba de dinero, por supuesto que no. Él había visto cómo los que estaban abajo subían como espuma cuando protagonizaban cosas así. Si aceptaba, mierda, estaba seguro que en cuanto abriera los ojos al día siguiente tendría a Jackson festejándole con soju del barato sus cien propuestas más. Se veía tan tentador en sus fantasías, incluso el soju barato se miraba bien.

—Se me viene a la cabeza que mis vacaciones pueden durar algunos meses más, ¿no? —insinuó YoonGi mientras fingía interés en las hojas.

Jackson se rió. —Qué embustero. A mí se me viene a la cabeza que pueden ser unos días.

—Se me ocurren dos meses y un viaje a Italia.

—Se me ocurren dos semanas y un viaje al bar de la esquina. ¿Mejor, verdad? Ya lo sé. Se cierra el trato. Ahora firma.

Y YoonGi, después de haberse reído, lo hizo.

No iba a poder ganarle a Jackson, por algo se había confiado a él. En este momento, solo podía pensar en la belleza del Cadillac que aparecía en sus sueños y los ladridos eufóricos de Holly cuando le mimaran en ese hotel cinco estrellas para mascotas.

Ah, YoonGi en serio, en verdad, realmente; esperaba que esto no resultara tan malo.

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yoongi's desiresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora