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⚠️aclaración muy importante⚠️: no soy una fan del xxx, por lo tanto tampoco puedo darle veracidad a los hechos de la historia. son cosas que me invento porque pues, sí, me gusta cómo va. así que por favor, cualquier comentario es bien recibido pero aguas, respeto en todo momento.

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A pesar de todo, el omega le había mentido.

Resultaba ser que en realidad era absolutamente todo lo contrario a un mal besador. YoonGi estaba enterándose de eso justo ahora, mientras le mordía los labios de manera torrida. Se sentía caliente y su lobo, despierto como nunca, se encargaba de guardarse los rotos gemiditos indiscretos que el omega le hacía al oído al rato, después de perder el aliento; ahí, bajo él y bajo el ojo de una cantidad de personas que para el alfa simplemente no existían en ese momento ni en ese instante.

El pelinegro tembló. YoonGi le agarró con más fuerza la cintura, y entonces le tuvo en una nueva posición. Sobre él. A partir de ese punto habrían de transcurrir segundos, minutos, e incluso YoonGi podía pensar que pudieron ser horas para que, por fin, se alejaran y volvieran a su papel de compañeros de trabajo.

—Lo has hecho muy bien —le dijo el omega cuando la gente que estaba tras la producción del vídeo, viera que entre los dos sobraban chispas. Básicamente, querían asegurarse de que había química.

—Y tú mentiste.

El omega fingió que la acusación fue una ofensa, mas luego fingió otra vez y quiso hacer como si no supiera de qué hablaba el alfa. Se llevó el dedo índice a la mandíbula.

—Creo que necesito algo de comer para hacer funcionar mi cerebro, sospecho que se me ha olvidado. ¿Tú crees?

—Vayamos por ese algo, pero que quede muy claro que hago esto por tu condición y no por tu falsa amnesia, omega mentiroso.

—¡JiMin! ¡JiMin mentiroso!

Otro problema, (había dos problemas) era ese: el omega quería que le llamara JiMin y no únicamente “omega” como YoonGi decidió dirigirse a él en su cabeza y también en la naturalidad. Sin embargo YoonGi se resistía, porque tenía miedo a escucharle gemir su nombre en pensamientos sin sentido. Tenía miedo a cogerle más que sólo el cuerpo y de pronto se lo encontrara tratándolo a confianza.

Después de todo, no sabía si JiMin estaba acompañado. Era cierto que no le llegaba aroma a ningún otro alfa, pero el olor a leche materna continuaba ahí y YoonGi se acordaba que el omega había sido o era de alguien más.

El alfa podía contar con los dedos de una sola mano las personas con las que había grabado algún vídeo y a la fecha les consideraba amigos. Él todavía era un hombre de principios.

—Serás “omega” hasta que se te pase esa infortunada amnesia. Ahora vamos allá, no queremos que el cachorro nazca con cara de Red Velvet, ¿verdad?

El omega se rió. Se enganchó al brazo del alfa y caminaron, otra vez, a la misma cafetería. O si bien el día permanecía nublado y JiMin se hallaba deseoso, al parque. Con suerte y esta ocasión YoonGi podría llegar a ver la sonrisa de adoración del omega cuando las palomas se acercaran a comer de su fiel bolsita de semillas.

[•••]

No volvió a ver al omega.

No al menos hasta el sábado y luego el lunes de la semana siguiente.

El sábado hicieron otra prueba previa para descartar cualquier amenaza de riesgo en JiMin junto al acuerdo de una palabra de seguridad en anticipación al día del verdadero vídeo. “Pastel” había elegido el omega.

Esa misma tarde se besaron de nuevo.

YoonGi podría describirlo como un encuentro poco más pasional que el anterior; habían terminado en el sillón del estudio y cuando el omega estaba despidiéndose de él minutos después, le notó el aroma a excitación. Ese aroma que era como placer crepitante, crudo, creciendo, haciéndose una ráfaga de calor insoportable.

Incluso le era imposible dejar ir el recuerdo de los pezones del omega, hechos piedra tras la delgada tela de la sudadera. A YoonGi, francamente, le dieron ganas de lamérselos hasta que solo con ello le pudiera hacer venir. Y ni hablar de la humedad que vio en forma de una pequeña mancha sobre el sofá, el alfa dentro de él se había vuelto loco una vez el olorcito se hubo escapado con el dueño.

Era tanto el deseo que se le arraigó como humo a la piel, que pronto ya lo sentía recorriendo su cuerpo.

Tampoco fue una total sorpresa cuando por la noche el omega le visitó en sueños dejándole hacer lo que más le complaciera con sus botones desnudos. YoonGi disfrutó de hacerle venirse cumpliendo la promesa hipotética de su lobo fanfarrón. Llegó una mejor parte: el omega le montaba la cara y entonces el alfa descifró el sabor imaginario de su placer húmedo. Soñó también que se besaban dos, tres, diez veces. Que le empujaba los dedos tan cuidadoso como impaciente y que al final lo tomaba rudo, de frente a él porque le gustaban sus labios y sus cejas juntas cada vez que le tenía sepultado donde más le encantaba.

No se guardó para sí el secreto de que era la primera vez que deseaba profundamente a un omega. Se lo contó a Jackson y a su mejor amigo NamJoon el domingo, el día después al sueño. Jackson se había reído horrible de él mientras que Nam le hizo una cátedra completa con derechos de autor sobre la biología de las especies relacionada con los instintos naturales.

Ambos tenían puntos de vista bastante distantes el uno del otro, pero sí que llegaron a coincidir en una cosa:

—Sé cuidadoso. Me dices que no huele a ningún otro, pero la verdad no la sabemos ni tú ni yo. Ten cuidado.

Prácticamente le advirtieron de no derribarse a los pies del omega ya que se lo hubiera follado. Es que si eso sucediera no solo el lobo de YoonGi estaría perdido, sino que también su trabajo; el imprimarse con el omega le haría caer en una significativa razón de fidelidad. Ya no iba a verle interés a querer acostarse con otros ni siquiera para grabar vídeos.

Estaba en problemas, muy serios problemas, porque además no tenía ni remota idea de los sentimientos de JiMin hacia él.

Era cierto que el pelinegro se le enganchaba al brazo cada que caminaban por ahí, pero YoonGi consideraba eso algo normal en su personalidad. Bromeaban cada tanto y cada rato, se conocían el horario para acompañarse a la cafetería, se pasaban horas enteras alimentando a las palomas del parque y permitía que le tocaran el vientre sin gruñidos de por medio. Claro, si no fuera así no le tomarían en cuenta para el vídeo, lo que menos se buscaba era agravar la situación.

Pero, nuevamente, YoonGi sabía, sabía que esas cosas bien podrían ser por amistad; había descubierto que el omega era amable, caritativo y risueño todo el tiempo (con todo el mundo también).

Maldita sea.

Si lograba desprenderse de él luego de haber consumado su deseo, se daría auto alabanzas y adiós, tratar de separar caminos lo más lejos posible. Ganaría.

Pero si en lugar de eso... simplemente no había una puerta de salida para escapar de él, YoonGi, de la más sencilla manera, estaría fuera.

yoongi's desiresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora