El salón de música

36 2 0
                                    

El sonido del piano revoloteaba por todo el pasillo, aquellas notas musicales invadieron el silencio en mi mente y sin darme cuenta me encontraba mirándola a ella, o bueno, a su trasero que lucía sutilmente apetecible sentado en la banca frente al piano.

- Cof Cof - Tosió ella.

« ¡¡Rayos el humo de mi cigarrillo!! »

Antes de poder apagarlo ya tenía su mirada sobre mí, me escaneó de pies a cabeza y luego me saludó cortésmente:

- Buenos días, profesor... ¿Qué lo trae por aquí tan temprano? – Preguntó.

« ¡¡Diablos!! ¿Qué clase de ejemplo sería si le digo que sólo vine temprano para fumar en paz? »

- Buenos días jovencita - « ¡Piensa! » - Yo pues... hago la vigilancia matutina para asegurarme que los alumnos no hagan nada indebido temprano en la escuela.

- Ya veo señor... ¿Nada indebido como fumarse un cigarro sin siquiera haber desayunado? - Dijo sarcástica.

- Eso no es así...

- Cálmese - Dijo entre risas - Tómelo como una invitación a desayunar.

- Ya desayuné, gracias.

- Yo no, ¿me acompaña? - preguntó mientras hacía espacio en la banca del piano.

« ¿Está eso bien? Digo, no es que vaya a pasar nada entre nosotros, es una alumna y yo pues... un maestro. »

- Señor, ¿Qué edad tiene? - preguntó simpática al mismo tiempo que acercó su rostro al mío - No se ve muy viejo... - Dijo.

- Eso es porque no lo soy - Dije haciendo espacio entre ambos - Tengo 26 años.

- Ya veo, es muy joven en verdad, dejaré de decirle señor y lo tutearé...

« ¡¿Qué?! Eso sí que no es muy normal, o sí?! »

- Mm no creo que sea... - Y mi diálogo fue interrumpido por su mano sobre mi muslo...

« ¡¿Qué diablos?! »

- Disculpa... se cayó una de mis partituras... - Dijo algo nerviosa, al parecer estaba más avergonzada que yo.

Y entonces pasó, sin darme cuenta la imagen de sus senos en mi cara iluminó mi mente, mis manos en su cintura, y su lengua con la mía provocaron un efecto fisiológico en mí.

- Mm profesor... estás... -Murmuró ella mientras lucía roja como tomate.

Mi instinto de adulto responsable hizo darme cuenta de la situación y me levante de la banca intentando darle la espalda, pero en ese momento ella me sujetó de la manga de mi camisa, y con su mirada de cachorrito perdido dijo: - Puedo ayudarte con eso... si gustas.

Puedo jurar que en mi vida había estado tan excitado, sus manos recorrieron mis muslos, se agachó y entonces pude visualizar desde arriba sus pequeños senos, su lengua haciendo círculos en la punta de mi miembro, el roce de sus dedos, el sube y baja que me llenaba de éxtasis, la deseaba tanto, quería tocarla, comerla, llenarla.

La tomé del cabello, la pared le dio un beso de mi parte mientras yo le regalaba mis dedos desde atrás, la sentí derretirse, estaba caliente.

Su cuello delgado, tan delicado y sin ninguna marca suplicaba ser mordido por mí y le cumplí su deseo, la marqué como mía por un instante, la seduje desde el oído con mis respiraciones entrecortadas mientras introducía mi mano bajo su cabello de la nuca.

- Más... quiero más - suplicaba entre jadeos, ahí supe que podía jugar más con ella.

La recosté sobre la banca frente al piano, con mi corbata le vendé los ojos y con mi correa le amarré las muñecas, la vi estremecerse por mi causa, levanté su falda y la besé suavemente, entonces:

- Siento que me volveré loca... – Dijo entre jadeos, eso me hizo sonreírme cruelmente.

- Uno - conté.

-Mmm más... -suplicó

-Dos, dije mientras introduje mi dedo haciendo suaves movimientos y besando al mismo tiempo sus pezones.

- Aah si, sigue... - Dijo temblorosa, llena de éxtasis.

- Tres... - Entonces la embestí con mis dedos, sentí como se corría y se contraía su interior, todo en ella era tan lascivo, sus labios, su lengua, sus pequeños senos, su delgada cintura ya con mis marcas en ella, su trasero... Quería poseerla más.

La gire sobre la banca, elevé sus nalgas y me coloqué entre sus muslos, me desplacé lentamente, imaginé lo que sentiría si entraba en ella, quizás podría perder el control, hacerlo así era más seguro para ambos, o eso creí.

- Entra en mi... por favor... profesor - Me suplicó.

« ¡Ah quiere volverme loco! »

- Yo... no creo que sea - Y fui interrumpido por un:

- Por favor, te deseo demasiado ahora.

Y sin pensarlo dos veces me abrí camino a su interior, suavemente empujé mientras la sostenía de la cadera y sus gemidos hacían un verdadero musical.

Mi cuerpo respondía a ella sin forzarlo, nuestra química era increíble, me fascinaba, sentía que me iba a volver loco en cualquier momento, su interior se sentía cálido, húmedo, acaricié su espalda con mis manos y la halé del cabello, la hice completamente mía.

Nuestros cuerpos en sinergia se derritieron al mismo tiempo, la sentí desvanecerse, la llené de mí y yo envuelto en aquella nube de éxtasis no pude evitar decirle lo que estaba pensando.

- Oye... Creo que si me gustan los juegos de roles.

FIN

@Yleina_r

Si te gustó la historia no dudes en seguirme para que te enteres de las próximas subidas.

¡Gracias por tu apoyo!

El salón de músicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora