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La cabeza del albiceleste estaba caída. Su propia mente lo había traicionado y se encontraba más desordenada de lo normal, necesitaba un tiempo para descansar y relajarse. Si hubiera sabido que ser un país sería tan complicado,hubiera preferido..o la atención,claro.
No había tomado la responsabilidad de las banderas y de su independencia con contrario chileno por nada,tal vez le gustaba aumentar su autoestima en atención,su desgraciada mente tenía la creencia que con más autoestima lloraría en menor cantidad. Lloraba por cualquier idiotez,poco interés del peruano,¡Su propia pareja!,o del español que veía como amigo cercano desde su edad más pelotuda.
Su cerebro paro,y se concentró en la última idea..
¿Qué le pasa a España?,de repente el hombre se volvió antisocial y decidió no hablarle más. Concentró su estúpida atención en un asiático que sólo servia para darle más carne.
—¿Por qué la carne se vuelve cada vez más cara? –murmuró entre su furiosa caminata–.
Repentinamente,el suelo se sintió cerca,pudo sentir como todo su cuerpo caía,y era agarro (casi ahorcandolo),de la espalda.
—¡JAJA!,¡¿QUÉ COÑO?! –la fuerte risa del español resonó en el mini parque del establecimiento– Qué gilipollas,pensé que era como un dibujito
España había puesto su pierna aprosito,ya que probaría llamar la atención del argentino de forma repentina.
—¡Gallego pelotudo! –Argentina golpeó con fuerza el brazo del de escudo, esté soltando una queja por la diferencia de contextura física– l-la puta que te parió –hablo entre risas notables–.
—¿Qué pasá,"boludito"?,te ves más amargado de lo común.
—¿¡Por quién me tomas,salame?!. No soy ortiva,onda, sólo tengo cara de pelotudo,ya –España imitó la voz y el acento del de sol, sólo logrando fruncir más el ceño del "ortiva*"–.
—Iba por unas birras antes de intentar matarte,¿Vienes?
Argentina dejó su rencor de forma rápida,rodando sus ojos para acentir.
Dejaron sus preocupaciones de lado,y dejaron que sus relojes se movieran con rapidez. Parecían tener buena química,los temas de conversación nunca acaban.
Hasta llegar a casa de España.
—Oh,ahora es mi cumple de 12 años y soy una florecita –cambio drásticamente su voz a un tono agudo para dar el toque de niñez–
—No te mataré,Argentina –abrió la puerta de su casa– Damas primero
