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Milo llegó a los dormitorios con el sol ocultándose, dándole pasó a la noche, dándoles a todos la excusa de haberse distraído de la hora por su pintura, pero no fue capaz de ocultar la ligera sonrisa en su rostro. Obviamente que Shion notó esa sonrisa también cuando pasó a los dormitorios a revisar que todo estuviera en orden, sin embargo, lo atribuyó al entusiasmo del chico por su gusto a pintar.
Esa misma noche Milo se quedó dormido pensando en el pelirrojo con una inconsciente sonrisa en el rostro.
Al día siguiente, estaba libre de responsabilidades desde muy temprano, Shion había salido, así que él decidió ir a comprar un poco de comida y pasear un rato por el pueblo. El clima era agradable y el ambiente confortable, todos a su paso lo saludaban con alegría y amabilidad. Se detuvo en un puesto para comprar unas manzanas que habían llamado su atención.
Estaba en su labor de escoger los frutos, cuando un barullo lo distrajo. El dueño de una taberna corría a un grupo de chicos del lugar, los empujaba y gritaba, se mostraba realmente molesto, en cambio el grupo de jóvenes se reían y burlaban del señor, se notaba que ya estaban un poco ebrios.
No obstante, quien lo hizo alarmarse y su corazón alterase, fue un chico de melena roja como el fuego. Camus era parte de ese grupo que acababan de echar de la taberna. Su respiración se vio agitada al momento en que sus miradas se encontraron.
—¡Vaya grupo de revoltosos!
Una voz a su par lo hizo saltar del susto, se gira encontrándose al mismismo Shion mirando con desaprobación a Camus y sus amigos. Milo sentía que en cualquier momento su corazón sufriría de un paro por lo rápido que latía a causa de los nervios.
—¡Padre Shion! —el rubio casi deja caer las manzanas que ya había escogido.
—Milo, nunca dejes influenciarte por esas personas que niegan a nuestro Señor en sus vidas y las llenan de pecados —comenta el mayor con una mirada filosa sobre el grupo de jóvenes que eran ajenos a ellos menos uno.
—Cla-aro —responde con nerviosismo dispuesto a pagar la fruta cuando Shion se le adelantó y pagó por él.
—Muchas gracias, buen hombre —le sonríe con amabilidad al señor del puesto, toma a Milo por los hombros y comienzan a caminar juntos—. Te quiero como a un hijo, Milo, y lo que menos quiero es que te dejes influenciar por alguien que tiene su vida arruinada, como ellos.
El aludido se encoge de hombros y hace una mueca sintiendo un pesar en su pecho, si Shion supiera que ha tenido encuentros con Camus, se volvería loco, aun si él quisiera cambiarlo. Antes de alejarse por completo del lugar mira sobre su hombro viendo al ser de melena roja alejarse con sus amigos.
El novicio se dirigía al lugar de encuentro que ya se estaba haciendo habitual entre ellos, iba más temprano a comparación de los días anteriores, quería darle la sorpresa a Camus de una buena comida para que así estuviera más cómodo a la hora de la lectura. Tenía planeado hacer un picnic, por eso necesitaba más tiempo para poder acomodar todo antes de que el pelirrojo llegara.
No obstante, el sorprendido fue él. Al llegar encontró a Camus en el piso, sobre un chico, este tenía las piernas enrolladas en la cadera del galo quien a su vez hacia movimientos para rozar ambas pelvis. Sus bocas se besaban haciendo ruidos obscenos. Camus rompe aquel beso para atacar el cuello de su acompañante, pero su vista se centra en un pequeño cuerpo vestido de negro, Milo los observaba, congelado.
Se levanta del suelo separándose de aquel cuerpo caliente, el extraño chico al notar el repentino comportamiento alza la mirada notando la presencia de un recién llegado.
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Pecado [Camus x Milo]
FanficYo soy un pecador y tú mi pecado. Mención de religión. Posibles escenas +18. No pretendo ofender a nadie, es mero entretenimiento. Los personajes permanecen a Masami Kurumada. La multimedia usada no me pertenece, créditos a sus respectivos autores.