3.- Ciego

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En el campo sus problemas eran contados, el dolor de su pecho y cabeza no podían ser sanados, Jimin ponía atención a lo relatado, con un pañuelo secó las gotas que sus ojos habían desechado. 

Entendía el punto del amigo, entendía el punto de su amigo, acarició su cabello y sonrió, porque no había otra cura que sanara los dolores del corazón. 

– Tu amigo tiene razón, no puedes depender de alguien que te hace sentir bien, un día yo me iré y lo menos que quiero ver es a la nube cubriéndote. 

–  Pero no dependo de ti, no dependo de nadie, siempre he cuidado de mi, no tendría que hacerlo alguien

–  Dependías de el, de como te hacía olvidar de tus problemas, ahora ciego estas tras de mi, que solo hablas y hablas  tonterías que para el no tienen resonancia. 

– ¿Te pones de su lado? Sabes muy bien que yo he mejorado, solo esta celoso y no sabe aceptarlo.

–   Hablas y hablas, ¿No te estas escuchando? Acepta que me iré, acepta que estas mal respecto a el, antes de que pierdas a un amigo, no podrás acudir a nadie porque yo no estaré. 


Terco era en su pensar, quería que los momentos que pasaba con ese encantador chico fuesen eternos, eternos serían por unos minutos pero todo terminaría. No se podía confiar de aquellos segundos que pasaban y no se detenían, lo que es eterno es el tiempo, pero su tiempo se estaba acabando y se quería hacer el ciego para no sentir lo que estaba pasando.

Pero comenzaba a darse cuenta, que no había un dolor mas cruel que había sentido, pues claramente su amigo lo evitaba y le dolía la razón, quería dejar su orgullo a un lado pero este lo evitaba haciendo que su nube se torne de cierto color, solo podía pasar las tardes con aquel flautista y dejar de pensar en lo que daño le hacía, intentaba tapar su mundo con un pañuelo y eso lo sabía.

La dulce melodía de Moonlight Sonata hacía que su mente se perdiera entre sus pensamientos desordenados, nunca creyó que pudiera encontrarle la pieza que faltaba al rompecabezas, sin saber que pasaba, el flautista ponía en orden la vida de aquel sujeto que anteriormente iba a saltar por el puente.

– Sabes que no puedes quedarte así

– El tiempo que tenga para escucharte lo haré

–  Estas desperdiciando tu tiempo, te gusta estar conmigo, no escuchas

–  Te estaba escuchando tocar

– ¿Solo eso?

– Si...¿Debería hacer algo mas? 

Sonrió y su cabello revolvió –  Eres muy extraordinario, Jung... Aprovecha el tiempo de verdad y no estés jugando que todo tiene un fin.

El Flautista || Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora