F i n a l

6 1 0
                                        

Cuando las cosas parecían ir mal siempre llegaba algo que podía hacerlas peor o mejorarlas, en este caso solo era la segunda, lleno de muchas cosas que el solo comprendería.

El mismo día en el que se fue Jimin decidió correr por todo el pueblo hasta la casa de su amigo, estaba anocheciendo, sentía que le quedaba poco tiempo  pero no era de ese modo. 

Toco desesperadamente aquella puerta de madera, esperaba a que le abriera, de verdad quería hacer las cosas bien por un momento de su vida. Siguió tocando desesperadamente, hasta que por fin la puerta fue abierta. En ese momento se lanzo contra su amigo cubriendo lo con un abrazo. 

- ¿Qué demonios te pasa?

- Cállate, no digas nada - susurro Hoseok al estar abrazándolo. 

- No podemos estar aquí, pasa...

La casa de Yoongi era muy pequeña a decir verdad pero acogedora, una pequeña casa de madera con decoraciones simples.
Hoseok y su amigo pasaron y se sentaron en la sala para poder arreglar las cosas.

– El... Se fue

– Okey, se fue pero ¿Quien te abrió los ojos?

– El lo intento hacer y me di cuenta para cuando estaba caminando lejos...

Para Jung era triste ver la realidad pero la tenía que aceptar, aceptaría con el costo de saber que se equivocó, estaba cegado por la gran nube que cuando se dió cuenta se retractó.

– Okey, ¿Solo veniste a eso?

– Lo siento

– Perfecto, es bueno que estes conciente

Se levantó de su asiento dirigiéndose a su habitación, un fuerte abrazo por la cintura lo detuvo, no quería perderlo, el hecho de que no lo dejaba ir era porque pensaba que en cualquier momento se alejaría y ya no habría vuelta atrás.

– Hoseok, suéltame...

– Lo siento, lo siento, lo siento

– ya entendí

– ¿Ya te dije que lo siento?

– Basta, ya te escuché – se volteo quedando frente a frente – Es bueno que ya estés mejor, me alegra que al menos alguien te haya podido ayudar

– No me dejaras, ¿Verdad?

– Solo si no vuelves a pensar como un idiota

Hoseok lo abrazó de nuevo y así quedaron un largo tiempo.

Lo ideal a veces es saber levantarse, te puedes sostener de algo o alguien para ayudarte pero te tendrás que soltar. Como una linda melodía tiene que acabar y dejarse de escuchar, y el gracias a un flautista pudo sus pesares terminar.





El Flautista || Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora