Seven Kisses ➵ JuJae.

➵ seven

JaeHyun intentaba con todas sus fuerzas no derramar ni una sola lágrima frente a sus padres que lo mantenían casi prisionero entre sus brazos con fuerza y cariño. Realmente no quería verse débil ante sus padres, pero en ese momento era totalmente imposible no serlo, no viendo como ellos susurraban palabras de alientos, no mientras sus amigos detrás estaban metidos en una enorme y espesa burbuja de tristeza y llanto.

Era el día.

Se había levantado muy temprano y se había despedido de su habitación y su hogar, se sentía tan triste en ese momento por tener que dejar mucho más de la mitad de su vida, de sus recuerdos y de las personas que más amaba.

Se iba sin nada y sin nadie y estaba tan asustado de lo que podría pasar, de lo que se encontraría en aquel nuevo país. Estaba aterrado y en ese momento comenzaba a arrepentirse de su decisión ¿y si le iba mal? quería quedarse en Corea, quería quedarse con sus papás y sus amigos, con su Juju.

En ese preciso momento no pudo soportarlo más y si no fuera porque JongIn le abrazaba de sus hombros probablemente se hubiera caído. El tan soportado llanto salió como un alivio de su garganta, como si el parche hubiera sido sacado para que él llorara todo lo necesario. Hyun lo hizo, abrazando a su padre con todas sus fuerzas y apretando sus ojos mientras un mar de lágrimas se deslizaban por sus mejillas con rapidez y tristeza. Le dolía tanto irse, pero quería pensar lo mejor, quería pensar cosas lindas.

— No llores, Hyunnie— KyungSoo besó las mejillas de su hijo entre lágrimas mientras sonreía con felicidad y a la vez tristeza, ver partir a su hijo a otro contiene no era fácil para ningún padre—, pronto volveremos a vernos ¡casi es navidad! por supuesto que viajaremos a visitarte, bebé.

— Papá...

— Kyung tiene razón, cielo— JongIn limpió mejilla izquierda de su hijo y lo abrazó contra su fuerte pecho con delicadeza—, en un par de meses volveremos a estar juntos. No estes triste y llega con toda la energía a Holanda, ese país realmente necesita a un perfecto veterinario, hijo.

JaeHyun no lo pido evitar más y se carcajeó en el intento de no sonar triste, JongIn siempre saldría con alguna de sus ocurrencias que le causaban tanta gracia. Sería extraño vivir sin los gritos de KyungSoo hacia su padre y escuchar a JongIn preguntar a su esposo por qué la gallina no cruzó la calle. Eran los mejores padres del mundo y los amaba en exceso, debía aprender a vivir sin ellos.