1. Presentaciones.

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Dazai Osamu, un pequeño castaño que desde que nació jamás había llorado, jamás ha experimentado el dolor físico y emocional, nunca ha sentido absolutamente nada. Desde que era un bebé siempre había sido tranquilo, un niño bastante serio y callado, su madre siempre le había dicho que era un pequeño muy especial y lo amaba incondicionalmente. 

Por desgracia ella había muerto en un accidente automovilístico, Dazai al recibir la noticia no lloró, ni sollozo, mucho menos sintió algo de dolor al saber que su madre ya no estaría más con él. Su padre sabía perfectamente lo que su hijo tenía más nunca había comentado nada.

Cuando enterraron a su madre, Osamu solo miraba con un rostro serio y sus ojos sin una pizca de sentimiento de dolor. Después pasaba sus orbes avellana por todas las personas a su alrededor y como ellas lloraban. Era algo muy extraño para él.

Su padre solo lo abrazaba y se apoyaba en su pequeño hijo de tan solo cinco años, deseaba tener ese extraño trastorno que padecía su hijo, deseaba no sentir ningún tipo de dolor. Ahora él solo con un pequeño seria difícil pero lo cuidaría y le daría el amor que hasta el momento había recibido.

Así que eso fue lo que hizo, el hombre vendió la casa en la que vivía con su pequeña familia, tomó a su niño y compró una vivienda lejos de ahí, fue así como llegaron a Yokohama. 

Desde ese momento, Mori se hizo una promesa y era que pasara lo que pasara cuidaría de su pequeño hijo y buscaría a como diera lugar la cura para su trastorno.

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Dazai bajó del automóvil con un libro rojo en sus pequeñas manitas, miraba todo de manera tranquila, Mori por su parte también bajó pero con una sonrisa, se acercó a su pequeño y se puso a su altura.

— ¿Te gusta?— preguntó abrazando su pequeña cintura, Dazai se encogió de hombros— Espero que ese gesto sea un si, Osamu.— dijo divertido. Se levantó para comenzar a sacar las pocas cosas que llevaba en su automóvil ya que la mudanza llegaría en cualquier momento.

El pequeño niño solo observaba como su padre bajaba las cosas, no podía hacer mucho ya que eran objetos pesados, así que se sentó a seguir leyendo el libro que tenía. Estaba tan concentrado en los dibujos que no se dio cuenta que una pelota pequeña dio contra su zapato, cuando escuchó una suave y cantarina voz cerca fue cuando alzó la mirada.

— ¡Oye! ¿Me regresarías mi pelota, por favor?— un pequeño pelinaranja se posicionó frente a él, Dazai lo miró interrogante para después ver como el niño señalaba su zapato, bajó la vista encontrando la famosa pelota. La tomó entre sus manitas para después extendérsela, el ojiazul la agarró con una sonrisa— ¡Gracias!— dio media vuelta pero después volvió a encarar a Dazai— ¿Quieres jugar conmigo?

Osamu lo miró serio e indiferente pero el niño pelinaranja esperaba su respuesta, el de orbes avellana asintió sabiendo que el otro esperaba que aceptara. Así que puso el libro a su lado y se levantó comenzando a seguirlo, no fue hasta que Mori lo llamó que se detuvo a analizar que estaba haciendo.

— ¿A dónde vas, Osamu?— se acercó a ambos niños, el ojiazul sonrió tomando la manita de Dazai, el pequeño castaño lo miró sin entender— ¿Puede su hijo ir a jugar a la pelota conmigo, señor?

Mori se sorprendió demasiado y una increíble sonrisa se formó en su rostro, estaba feliz de que por fin su hijo hiciera un amigo, y es que Osamu era alguien tan retraído que nadie se le acercaba. El hombre asintió con entusiasmo haciéndoles una seña para que fueran a jugar.

— ¡Claro que si! ¡Diviértanse!— dijo Mori alegre y continuo sacando las maletas del auto— Solo no se vayan tan lejos.— y antes de que los niños se alejaran volvió a decir— Espera ¿Cómo te llamas?

Indifferent To Pain || SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora