Me gustas, ¿quieres acostarte conmigo?

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—Umi-chan, me gustas, ¿quieres acostarte conmigo?

Umi esperaba con los ojos perplejos a que la frase de su preciada amiga de la infancia, de Honoka, fuera rematada con una risa de burla o una frase graciosa que dejara toda la tensión que se había creado de lado.

—¿Eh?

Pasaron los segundos y la broma no terminó. Umi veía a Honoka con desconcierto, ni siquiera pestañeaba, incluso el arroz que había preparado para el almuerzo se deslizó de sus palillos y cayó en su escritorio.

—¿Qué dijiste?

—Me gustas, Umi-chan, ¿quieres acostarte conmigo?

La joven escritora miró hacia todos lados. Quizás se equivocaba y había otra persona llamada Umi justo a lado de ella. Era obvio que solo quería huir de aquellas palabras que ni siquiera podía entender.

—¿Por qué? ¿Es algún tipo de broma? —Con la poca conciencia que le quedaba y que poco a poco regresaba a su cabeza, por fin pudo preguntar—: ¿A qué juegas?

—No es un juego. ¡Voy totalmente en serio, Umi-chan!

La joven de cabello oscuro quedo con la boca abierta, esperando de nuevo a que su amiga se retractara de lo que decía.

—¿Gustar? —Honoka asintió con la cabeza— ¿Tú y yo? —La cabeza de Honoka iba de arriba abajo a una velocidad impresionante.

—¿Quieres acostarte conmigo?

—¿Eres idiota?

—¡Siempre me dices lo mismo! Pero esta vez estoy hablando en serio. Ni siquiera yo sería tan insensible con jugarte una broma así, Umi-chan. Entonces, ¿qué opinas?

—¿Opinar de qué?

—Vamos, vamos, no te hagas la difícil.

—Honoka, de verdad no lo entiendo. Si es algún tipo de juego, o una broma nueva que ideaste, no creo que sea muy divertida.

—¡Te digo que no es eso! Te hablo en serio cuando te digo que me gustas.

Y por primera vez en mucho tiempo, Umi pudo corroborar que su amiga no mentía. Porque veía sinceridad en sus pupilas color azul cielo; que brillaban con esperanza y ternura al verla.

—Está bien, supongamos que entiendo lo que dices —Umi agachó la cabeza, sus mejillas tomaron un ligero color carmín—. ¿De qué manera te gusto?

—¡Ya sabes! Estoy enamorada de ti desde hace mucho tiempo. Quiero pasar el resto de mi vida a tu lado. Cosas como ir a citas, caminar juntas y jugar en nuestro tiempo libre, es algo que quiero hacer junto a ti.

—¿No es eso algo que ya hacemos normalmente?

—¡Te equivocas! No es lo mismo. Cuando jugamos lo hacemos como amigas. Pero, cuando nos convirtamos en pareja, podremos hacer que las cosas sean aún más divertidas.

—Perdón, pero sigo sin entender. Eres pésima explicando cosas. Además, ¿a qué demonios te refieres con acostarme contigo?

—Oh, bueno, tú sabes...

Antes de poder contestar, la campana que anunciaba el fin del almuerzo las sorprendió. Ambas, como si nada hubiera pasado, volvieron a sus lugares y se quedaron en silencio hasta el comienzo de la siguiente clase.

La plática continuó luego de que terminaran las clases, bajo las luces del ocaso en el camino de vuelta a casa.

—¿Entonces? ¿Quieres acostarte conmigo?

—¡En serio! ¿De nuevo esta conversación? ¿De verdad piensas que es bueno para una señorita como tú ir diciendo ese tipo de cosas a la ligera? Es definitivamente lo más bochornoso y desvergonzado que te he escuchado decir.

Me gustas, ¿quieres acostarte conmigo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora