Cuando llegamos a la fiesta el panorama se resume a gente dándose el lote en el jardín y dos o tres personas vomitando por las esquinas. Me dan asco. Paso entre ellos intentando no pisar algo asqueroso. El premio está entre condones usados y chupitos de bilis. Yeah, que ilusión.
Entramos a la casa y la peste a sudor y alcohol es un puñetazo a mi presiosa nariz. Me intento hacer camino entre los cuerpos en movimiento para llegar hasta donde sea que estén las bebidas. No creo poder aguantar en esta fiesta sin llevar un buen pedo encima. Y de repende ALELUYA: hay una botella de vodka entera e intacta en la encimara de la cocina. No me lo piensa dos veces y me tiro encima de la gente como una ardilla voladora. Ellos inesperadamente me cogen y me llevan por el aire hasta la cocina. Mis dedos están a dos centímetros del cuello de la botella. Al cojo, y sin pensármelo dos veces, empizo a darle largos tragos seguidos unos de otros. Escucho a mi alrededor como a mi alrededor grita "TRAGA TRAGA TRAGA" y siento como unas manos manosean mi trasero, pero lo dejo pasar.
Pierdo el control y la gente coloca un embudo en mi boca para que no dejara de beber, pero unos unos brazos me sacan de ahí y me llevan a la pista de baile. Estoy a punto de perder el equilibrio. Las luces me marean más de lo que el alcohol y el chico misterioso han conseguido ya. Cuando llegamos al centro de la pista, el desconocido me da la vuelta y presiona mis caderas contra las suyas, obligándome a moverme en círculos al ritmo de la música (reggeatón puro y duro). Siento un vulto levantarse en mi retaguardia, así que por efectos del alcohol, restriego mi culo envidiado por Kim Kardashian contra su paquete, haciendolo más grande. Él, a modo de respuesta, coloca su nariz en la curva de mi cuello, respirando rapidamente.
Sus labios recorren todos los puntos que alcanzan de mi cuello, hasta que se detiene y mordisquea y succiona una pequeña porción de mi piel. Pero yo quiero más, así que me mantengo pegada a él mientras seguimos bailando. Siento su aliento en mi oido cuando me dice una una voz muy masculina y sensual:
— Bailas bien para una gótica.
— Soy emo-grunge, gilipollas, a ver si te metes en Tumblr más a menudo.
Suelta una carcajada mientras lo miro con cara asesina, pero pronto esta se convierte en una cara de excitación y placer al sentir sus manos acariciar mis pechos. Siento que ya no voy a poder aguantar más con este tonteo. Necesito sexo. Ya. Y parece que él siente lo mismo.
Me coge de la mano y me lleva al sofá libre más cercano. Se quita la camisa y me mira fijamente. Y por primera vez me fijo en su cara. Es un chico de unos veintidós años, moreno de ojos azules. Y qué ojos. Puta madre, me lo follo. Así que, influenciada por el alcohol y el aura de sensualidad del tío bueno, me quito la camisa y me intento desabrochar el sujetador. Pero no va, se ha trabado. Esto me pasa por comprármelo en el chino. Pero él me lo arranca rapidamente, dejando mis exuberantes pechos pechos. Se muerde el labio y me mira de arriba a abajo.
— No puedo esperar hasta que estés desnuda. Te voy a dar duro contra el muro.
— Pero estamos en un sofá.
— No te fijes tanto en los detalles.
Y así me quita lo que me quedaba de ropa.
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Perreo intenso.
Novela JuvenilPam es la típica chica de Tumblr, ya sabes, antisocial, de pelo colorido y ropa negra. No creía en el amor hasta que sus amigas la obligaron a ir a esa fiesta. —Bailas bien para una gótica —No soy gótica, soy emo-grunge, gilipollas. A ver si te met...