⌛𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐈𝐕⌛

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No estoy hecho para ser un rey...Cada vez más cerca la ceremonia de compromiso, y falta poco para mi coronación. Todo será un caos, no sé cómo podre liderar todo un reino, yo solo. El compromiso me traerá con un tornillo suelto, no sé cómo podre intervenir en ese compromiso por conveniencia, ni siquiera conozco a quienes asistirán. Yo no quiero esto.

Es por el bienestar del pueblo, debes contraer matrimonio para poder reinar y mantener el control.

Todo será por conveniencia, mi padre quiere comprometerme con la primogénita del reino vecino, la princesa Bella, nos odiamos desde que somos niños, esto no es justo.

Una lagrima fugitiva rodo por mi mejilla, rápidamente la quite, con miedo a que alguien me viera, vieran que el valiente príncipe llorara, quien iba a ser el futuro rey, no supiera que hacer.

Sentí algo muy suave pasearse por mi mano, era Cloe, mi fiel amiga y acompañante, ella me hizo volver a la realidad, mi realidad. Han pasado alrededor de una o dos horas caminando por el bosque, sumido totalmente de mis pensamientos.

Mi vista queda fija en una flores moradas, es muy frecuente verlas coladas en uno que otro arbusto, pose mi mano en esta, era tan delicada.

Me recordó a mi madre...

Cloe empieza a ladrar, sacándome de nuevo de mi pensamiento, había alguien cerca, me puse alerta de inmediato. Ella empezó a correr en la dirección contraria, corrí al ritmo de la blanca loba, no sabía a donde íbamos. Ni a que o quien le ladraba, hasta que la vi posarse encima de un cuerpo.

Con mi respiración agitada me acerque, era una mujer, estaba inconsciente, o eso parecía. Intente apartar a Cloe de encima, pero era demasiado pesada, al intentar volverla a apartar me gruño.

-Quitame a esta bola de pelos de encima, joder- Dijo en susurro ella, recobrando conciencia.

-Cloe, acá-Ordene señalando a mi lado, me termino obedeciendo.

La chica termino se darse cuenta de la situacion, viendo a todos lados, luego su vista cruzo con la mía, tenía miedo pero a la vez estaba confundida. Eso no era lo único raro, lo raro era su vestimenta, no usaba vestido, tenía un pantalón, rasgado. Al igual que una bata abierta larga, y sus largos cabellos ondulados cayendo en el suelo.

-¿Señorita? ¿Qué hace usted en el piso?-Pregunte totalmente extrañado.

Me respondió de una forma muy extraña, pero hostil.

Me miró fijamente con su ceño fruncido, estuvo así unos segundos hasta que se levantó.

Al estar derecha empezó a mirar a todos lados, no entendí porque su comportamiento, parecía estar perdida, ella tenía miedo.

Después de unos minutos pareció recobrar su cordura, creo. Volvió a fijar su mirada en mí, a este punto ya estaba totalmente desconcertado.

Ella pareció decir algo pero estaba más concentrado en su extraña, extraña vestimenta. Las mujeres no usan vestiduras de hombres, pero parece que ese pantalón fue echo para ella, tenía un pequeño bulto en su bolsillo, se mostraba algo cuadrado en él. ¿Qué será?

Love Between MillenniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora