Capítulo único

459 40 13
                                    


Maldición.

Por qué cuando él ya por fin había entendido que deshacerse de Nakyum no serviría de nada, que pasara lo que pasara Seungho jamás le correspondería de la forma en que él anhelaba... cuando por fin pudo elegir la decisión correcta cómo dejar libre al pintor obteniendo así la tranquilidad de no convertirse en un asesino y no ver a alguien agonizar hasta morir. Y finalmente, tras recuperar su estado de ánimo después de haber entregado su cuerpo a un desconocido que, a pesar de haber hecho algunas cosas mal, a fin de cuentas, lo hizo sentir suyo...

Ahora estaba que se lo llevaba el diablo.

Maldijo el día en que Min vino a advertirle sobre que Seungho lo buscaba. Esa maldita víbora lo puso de cabeza ante el noble Yoon y ahora su vida peligraba. Y peor tantito, Doryeong lo tenía bajo su yugo, amenazándolo con que, si no lo ayudaba en su atentado contra Seungho y Nakyum, haría que su antiguo amor le degollara sin piedad alguna.

Estaba entre la espada y la pared... Y él ya no quería ser el malo de la historia.

—Mierda... —murmuró después de beber un trago de vino, dejando la botella a un lado.

Además, para empeorar su situación... Ni siquiera podía huir. En más de una ocasión pensó que sería la mejor opción, pero de pronto recordaba lo peligrosa que podría ser la familia Min. Si bien Jihwa no los conocía a la perfección, el hecho de que Doryeong fuese el único que supiera de Mumyeong y la clase de trabajos ilícitos que este hacía, ponía la idea sobre la mesa de que su familia no era de fiar... Y el pelirrojo no quería arriesgar a la suya, no después de varios problemas que provocó.

Dejó de beber más alcohol pues no quería ponerse borracho como solía estarlo antes. Y a pesar de comenzar a sentirse somnoliento, se levantó de la cama y coloco su hanbok mostaza sin sujetar sobre su pijama. Tal vez, hablar con su padre le devolvería un poco de calma para poder dormir sin la necesidad de ahogarse en la bebida, aprovechando que la última vez que lo reprendió por el desastre que hizo Seungho en su habitación, escucho al mayor Lee decir algo respecto a un par de guardaespaldas y quiso consultarlo de nuevo. Así que salió de su habitación por la puerta que conectaba al patio, ya que si caminaba por el interior de la mansión tardaría más, además que algo de aire frío le caería bien.

Siendo sincero, su padre tendría que conseguir muy buenos hombres que fueran capaces de protegerlo, conocía muy bien al señor Yoon y a decir verdad, se trataba de alguien que vencía con facilidad a la demás gente... Ni siquiera Jihwa en sus sueños más locos podría ganarle. Incluso, alguna vez pensó que Sin nombre sería capaz de lograrlo pues era más alto, igual de fornido y por el hecho de que asesinaba gente de manera profesional, eso significaría que quizá llegaría a ser más salvaje que el propio Seungho.

Pero todo eso se fue a pique cuando presenció cómo no se atrevió a ponerle ni un dedo encima al señor Min en el momento en que este lo calló de forma bruta. Dejando en claro la gran diferencia de las jerarquías sociales y que, por más, que Mumyeong quisiera atacar a alguien de la nobleza, no podría hacerlo sin sufrir gravísimas consecuencias.

Perdido estaba en sus pensamientos cuando escuchó pasos aproximándose, en un inicio lo ignoró creyendo que era alguno de los guardias nocturnos, pero de pronto levantó la mirada por curiosidad, encontrándose casi de enfrente al reconocible bufón.

—¿Tú...? —murmuró suavemente siendo apenas audible para el hombre con barba. —¿Qué...? ¿Qué haces aquí? —preguntó volteando a ver hacía varios lados con un ligero pánico presionando en su pecho —te pueden ver...

—Vengo a hablar con usted —esa voz profunda y serena volvió a cautivar sus sentidos, devolviéndole absoluta atención — No puedo creer que vuelva a caer en esa clase de juegos
sucios, creí haberle demostrado que por mucho que usted deseara atentar contra una persona, no sería capaz de hacerlo por más que lo incitarán.

Visita NocturnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora