Capítulo 5

26 0 0
                                    

Apenada respondo al mismo tiempo que David, -Buenas tardes-.

-Lamento interrumpir pero, no quería ser descortés y no saludarlos.

-Claro. (Dice David en un tono seco pero no esta molesto).

-Un gusto verte Michelle.

-Igualmente.

Asiente con la cabeza y se gira para sentarse en su mesa, que esta a pocos metros de la nuestra. David me voltea a ver, mientras yo sin notar su acción, seguía a Jake con mi mirada.

-¿Te gusta?

Me giro desconcertada para encararlo.

-¿Qué?

-¿Te gusta Jake?

-No. Estaba pensando en lo que hacemos aquí.

-Y, ¿Qué es lo que hacemos aquí?

-No lo sé, tú dime.

-Almorzar.

-¿Por qué quieres que todo sea como antes?

Él se queda callado, y tensa su mandíbula. Comienzo a sentir como algo helado recorre mi cuerpo.

-Porque sí.

No digo mas y volteo mi vista hacia un lado. Por un instante creí que diría otra cosa... Que algo cambiaría.

-Bésame.

Volteo, veo sus ojos fríos, llenos de soberbia, y acerco mis labios a los de él. El beso es largo y sin sentimientos.

Se rompe el beso y su mano que yacía sobre mi rostro, toca mi labio inferior. Ambos vemos al mesero servirnos. Veo como Jake me ve desde el fondo con enojo, frustrado. Pienso que, David hace esto para darle celos, pero no quiero asegurar nada. Terminan de servirnos y continúa el beso por un instante mas, pero esta vez, siento como esta disfrutando de mis labios... E intento hacerlo también, pero se despierta en mi el recuerdo de la bofetada de hace dos días y lo suelto, él nota mi rechazo, así que nos separamos y nos tomamos un momento para empezar a comer.

Terminamos el plato principal, y estamos esperando a que vengan a recoger para luego tomar el postre. Mientras ambos estamos sumergidos en nuestros pensamientos, decido que iré al baño antes; David se levanta para ayudarme a poner en pie, y observo cómo Jake no nos quita la vista de encima.

Camino a través del salón hasta escudriñarme en el corredor que me dirige al baño de mujeres. Abro la puerta, doy una mirada rápida para saber que todo esta en orden, entro y cierro con llave. Me veo en el espejo y me doy cuenta de que luzco cansada. Pero no un cansancio por exceso de tareas, sino por desgane, me veo deprimida. Me volteo y realizo la tarea por la que había llegado hasta aquí. En medio del proceso tocan la puerta, levanto la vista y me apresuro a terminar. Vuelven a tocar y doy un ligero grito indicando que ya salgo. Lavo mis manos y las seco con una hoja de papel que yacía al lado del lavabo.

Al abrir la puerta Jake me esta esperando.

- ¿Qué pasa?

- Me quería despedir de ti.

- ¿Acá?

- Vamos entra.

- ¡NO!

- ¿Estas consciente que si nos atrapan es porque no me dejas entrar?

- Estas demente, es un lugar público y mi esposo notara la ausencia de ambos.

- Ya me despedí y espere a que no viera cuando cruzaba para venir aquí.

- Hazme el favor de dejarme en paz, necesito regresar antes de que David se desespere.

- ¿Para qué?, para hacer otra de sus escenitas románticas.

Lo empujo y tomo valor para salir de ahí. Camino por el ahora eterno corredor hasta que siento como mi cuerpo es absorbido por el brusco movimiento hacia atrás. Me arrincona a la pared y se acerca lo suficiente para poder hablar en voz baja.

- Te dejaré ir, pero si a la próxima vez que te exijo algo, decides desobedecerme; le corto las alas a tu maridito, y le diré a la policía lo que te hace.

Palidezco ante sus últimas palabras. ¿Sabe lo que David me hace?.

- ¿A qué te refieres?

- No creas que no me he dado cuenta de lo que te hace.

- No entiendo.

- No te hagas, he visto los daños.

Lo sabe, y aún así me quiere provocar más problemas.

La voz de un hombre nos perturba a ambos y nos saca de la discusión.

- ¿Sucede algo?

El Jefe De Mi EsposoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora