LOS OJOS DE LA MUÑECA
MaxineWinters19
Esta historia es para esta temporada terrorífica, tiene contenido sensible para el público. Si son de criterio delicado menor abstenerse de pasar por aquí 😈Resumen; La muñeca cuida a su portadora, le canta canciones de cuna, y si alguien se atreve a tocarla o a desatar su ira, más vale que pida por su alma.
😈🎃😈🎃😈🎃😈CAPITULO 1
Por años, la señorita Ponny y la hermana Lane han cuidado de cada pequeño que por cualquier causa del destino cae en sus manos, tratan de darle todos los cuidados y el amor hasta donde sus capacidades les permiten, y aunque cada temporada parece ser peor que la otra, se logran solventar. Nadie más que la iglesia parece preocuparse por aquel orfanato en medio del campo, que lentamente se está derrumbando, donde cada invierno sus administradoras tienen que sentarse a ver morir tres o cuatro niños por la falta de alimentos, por el frío o enfermedades que bien podían ser tratadas.
Sin embargo, aquel invierno cuando ella llego, todo cambio.
—¡Tom! Ya basta —Grita la hermana Lane a uno de los pequeños que se ha subido a la ventana a golpear con fuerza, está nevando, hace frío y fuera de la casona hay una tormenta. Tratan de tener a todos los niños en el pequeño y helado salón, tratando de que el calor humano los ayude aunque sea esa noche.
—¿Qué es lo que sucede con él? —La señorita Ponny lo levanta de la silla pero el pequeño se revuelve en sus brazos —Thomas, por todos los cielos ¿Qué es lo que te pasa?
—No lo sé, tiene rato inquieto —Responde la religiosa asomándose a la ventana.
—¿Se sentirá mal?
—No lo creo —La hermana Lane trata de verificar que todo esté bien con el pequeño, después vuelve a ver hacia la ventana, entrecierra los ojos para tratar de ver aquello que alarmo al pequeño.
Y entonces lo vio.
—¡Hay un bebé afuera! —El grito que emitió la mujer fue aterrador, deja al pequeño en el suelo y corriendo sale a través del pasillo hasta alcanzar la puerta, la nieve es fría y espesa, casi no le permite caminar, pero aun así, logra llegar a la entrada del orfanato y encontrar a una pequeña niña de oscuro cabello que lloraba con todas sus fuerzas, esta helada ¿Qué padre o madre sería tan desalmado para dejar a su hija con ese clima?
—¡Lane! —Grita la señorita Ponny corriendo detrás de la religiosa resbalándose en la entrada por el hielo que se había acumulado. Se vuelve en pie para ir con la mujer
—¡Es un bebé! Una niña... tranquila chiquita, todo está bien —Dice con una sonrisa al tiempo que la arrulla a su cuerpo para darle calor.
—¡Por todos los cielos! ¿La dejaron con este clima?
—¡Que desconsiderados! —En la voz de Lane había indignación ante ese acto —Hay una nota con ella… Parece que no fue hasta hace poco que la dejaron.
—¿Crees que su madre o padre ande aun por ahí cerca?
—No lo sé… Pero fue lo que alerto a Tom y nos hizo salir —La nieve y el viento helado vuelven a soplar sin clemencia sobre aquella casona que rechina ante la fuerza de la naturaleza.
En medio de la tormenta, logra divisar una figura oscura bajo el enorme roble que está a algunos metros del orfanato, era horrible la sensación que sobrevino a ella, esa figura parece que la ve y le señala.
—Lane… —No puede dirigir su atención a ningún otro sitio que no sea la figura de ese individuo, y todo a su alrededor parece temblar y escucha gritos que parece que vienen de lo más profundo del Hades, gritos que calan hasta los huesos y no la dejan racionalizar en ese instante donde el mundo parecía arrastrarla —¡Lane!
—¿Qué? —Logra decir al tiempo que retoma el aliento.
—¿Te pasa algo?
—Nada, estoy bien —La religiosa se pone de pie y entrega en sus brazos a la bebé. Entonces, aquel llanto lo escucha tan claro y fuerte que no duda en girarse nuevamente hasta divisar el roble —Ese llanto… ¡Hay otro bebé!
—¿Otro bebé? —Apenas si la señorita Ponny puede creer que en ese clima hayan dejado no a una, sino a dos bebes a riesgo de morir congeladas. Observa a la hermana Lane correr entre la nieve hasta llegar al árbol y encontrarse con esa criatura que llora con todas sus fuerzas.
—¡Ay, por Dios! —La mujer se hace la señal de la cruz al descubrir en una canasta a un bebé cubierto con una delgada sabana, le toma entre sus brazos para verificar que todo esté bien —Tranquilo, pequeño.
La religiosa examina con minucioso cuidado al bebé, era otra niña, una niña hermosa, casi parecía una muñeca de porcelana por lo bella que es. Vuelve a ver a su alrededor, esperando a que el individuo que hace un rato había visto se revele ante ella, porque estaba segura de que ese hombre o quién fuera había dejado a esa niña ahí.
—¡Lane! —Vuelve a llamar la señorita Ponny.
—Es una niña… una niña bellísima —Dice la mujer sosteniendo a la bebé, se refleja en esos enormes ojos verdes y en seguida se encanta con la pequeña.
Posterior a ello, todos en el orfanato quedaron sorprendidos y embelesados por el par de niñas encontradas en la nieve, una morena y una rubia, se les dio los cuidados necesarios y de que estuvieran cómodas y bien nutridas.
Sin embargo, la hermana Lane supo al instante que una de ellas era diferente. No solo por verse más rozagante y bella que la otra, esa pequeña la habían dejado con una muñeca de pelo rojizo, que aunque era linda no deja de hacer sentir a la religiosa incomoda. En especial al mirar a sus ojos de botón, si esa insignificancia le hacía sentir que alguien la espiaba y vigilaba sus pasos.
Pero en esa muñeca, estaba hasta el momento un solo indicio de la pequeña, uno que la acompañaría siempre;
—Candy, que nombre más dulce para una bebé. Si, ese será tu nombre… Candice —La mujer la tenía entre sus brazos caminando de un lado a otro mientras la alimentaba, esa pequeña era una cosa bella y extraña, solo lloraba cuando tenía hambre o cuando tenía el pañal sucio. Muy al contrario de la otra bebé, cuyo nombre era Annie que lloraba por todo y era incontrolable.
Otra cosa que las hacia diferentes, a una al menos habían dejado indicios de sus progenitores y de porque la dejaron… a Candice solo una muñeca, una simple y burda muñeca de trapo que sería lo único que la uniría a sus progenitores.
—Al menos dejaron algo para que sepas que después de todo, eres amada —Dice la hermana Lane acariciando el pequeño montículo de rizados cabellos rubios que se empezaban a formar en su cabecita —Aquí amamos a todos los niños por igual, y los cuidamos a cada uno. Me encargare de crezcas feliz y alegre, hasta que alguien venga por ti y te de todo lo que una belleza como tu necesita… Lo prometo.
La pequeña, como si de algún modo le respondiera y entendiera le sonríe, aquello enternece a la hermana Lane, se acerca y le da un beso a la niña en la frente, sintiendo que todo podía salir bien desde ese día.
Continuará....
ESTÁS LEYENDO
LOS OJOS DE LA MUÑECA
HorrorLa muñeca cuida a su portadora, le canta canciones de cuna, y si alguien se atreve a tocarla o a desatar su ira, más vale que pida por su alma -FIC HALLOWEEN DE CONTENIDO SENSIBLE.