Capítulo 20
Beethzart Asghari
Ver sus ojos llenos de miedo, me dolió hasta en lo más profundo de mi alma. Cuando salió corriendo a mis brazos me impactó, aceleró todo de mí, se sintió correcto y perfecto.
La cercanía de ella, el que esté a mi lado, su sinceridad, y toda ella es perfección pura, no necesita nada más.
La observo en silencio mientras ella contempla el mar, sus ojos destellan bajo la luz del sol, la mezcla entre verde y marrón se acentúa haciéndolos aún más maravillosos.
──¿Qué hacías en la Academia? ──pregunta, trago grueso al escuchar su voz.
──Fui por ti… ──susurro haciendo que voltee a verme.
──¿Cómo sabías que estaba allí? ──indaga.
──No sabía si estarías en ese momento pero tu amiga me dijo dónde podía encontrarte. ──explico, ella frunce sus labios de una manera muy particular──. La de administración no quiso darme información, salí resignado, aunque pensaba esperarte fuera.
──¿¿Fresia?? ──pregunta.
──Si así se llama la castaña que te buscó ayer, sí, fue ella ──aclaro, ella sonríe y niega divertida──. Me alegra que lo hiciera.
──A mí también. ──Recarga sus brazos en su rodilla──. ¿Alguna vez has sentido miedo a la muerte? ──cuestiona, tomándome por sorpresa.
Observo su mirada, llena ahora de calma y paz.
──No, pero si he llegado a odiarla ──digo.
──Yo también y mucho pero de eso se trata la vida; nacer, vivir y morir ──susurra.
──Ciertamente es así pero yo le agregaría, nacer, vivir, amar y morir ──digo bajo su mirada miel.
──Amar… ──musita. Me encuentro observando sus labios, niego con mi cabeza para mirar el mar──. Creo que lo que más temo de la muerte es eso, nunca llegar a amar. ──Frunzo mi ceño al escucharla y volteo a verla, ella cierra sus ojos para sentir el viento y el sol en su rostro.
──¿Por qué dices eso? ──pregunto.
──Porque la muerte siempre llega cuando menos la esperas y porque a veces vive amenazando con quitarte tus sueños y aspiraciones. ──Ella abre sus ojos y respira con fuerza.
¿Por qué ella habla de esta manera?
──¿Tienes muchos tatuajes? Siempre quise hacerme uno ──dice de golpe cambiando de manera drástica el tema.
──Algunos… pero sí podría decirse que tengo muchos. ──Bajo mi mirada hacia mi brazo.
──¿Cuántos? ──pregunta, frunzo mis labios.
──Unos quince, aunque la verdad es que dejé de contarlos ──respondo, respirando con fuerza.
Ella me descontrola por completo. Resetea todo en mi mente y aviva mi cuerpo.
──Cuando todo acabe me haré uno ──dice levantándose de las rocas, arrugo mi ceño al escucharla.
──¿Cuándo acabé qué? ──pregunto levantándome para acercarme a ella.
──Nada, no me prestes atención.
──Niega──. ¿Esto es normal?
──¿El qué?
──Sentirme cómo me siento al estar a tu lado ──dice mirándome a los ojos, mi cuerpo se siente vivo al instante y lleno de calor──. Corrí a tus brazos sin conocerte.
Ella siente lo mismo.
Sentirla en mi pecho, sentir sus manos abrazarme, calmó mi cuerpo de la rabia que tenía al no lograr obtener información de ella, aunque debo de admitir que aceleró en exceso mi corazón.
──¿Qué es exactamente lo que sientes? ──pregunto, ella sonríe de medio lado y siento mi corazón a punto de salirse.
──Una increíble atracción hacia ti, cuando ni siquiera te conozco.
──Eres muy sincera y eso es bueno.
──Es lo mejor. ¿No crees? En este momento te estoy viendo a los ojos y me siento en las nubes, alejas todo… miedo, dolor, angustia. Solo somos tú y yo. Y no sé qué es esto pero no quiero dejar de sentirlo.
──Puedo decirte que llegaste en medio de una inmensa tormenta para llenarme de paz, así que creo que sentimos lo mismo ──susurro mientras me acerco a ella.
Me siento incapaz de separarme de ella.
──No me has dicho tú nombre ──musita mientras acaricio su mejilla.
──Tienes razón, mi nombre es…
El sonido de su teléfono interrumpe nuestro momento, ella cierra sus ojos ante mi tacto pero el teléfono vuelve a sonar.
──Tengo que… ──Carraspea un poco y se aleja──. ¿Cómo abro la maleta? ──Camino hasta la motocicleta sacando la llave de mi bolsillo para abrir el pequeño compartimento, sacando su bolso para entregárselo.
Ella lo toma y me sonríe, saca su teléfono y amplía su sonrisa al ver quien la llama, sin poder evitarlo frunzo mi ceño.
──Hola… ──dice──. Tenía un asunto que resolver, sí… tranquilo. Te llamó luego. ──Se queda un instante escuchando──. Perfecto mañana luego de mi entrenamiento podemos ir. ──Tranca para revisar su teléfono.
──¿Tu novio? ──pregunto, despega la mirada de su teléfono y ladea un poco su rostro.
Es demasiado expresiva con su semblante y eso me pone mal. Cada mueca que hace me deja más y más impactado.
──¿Mi qué?
──¿Qué si era tú novio? ──inquiero esta vez un poco más brusco de lo que pretendía.
──No, no tengo novio ──dice mientras teclea un mensaje, sonrío al escucharla.
Recuerdo a Ian estar muy cerca de ella.
──¿Y el joven que te abrazaba? ──pregunto, llamando su atención.
──¿Cuál? ¿Ian? ──Frunce su ceño confundida──. Es solo un amigo de la Academia ──aclara con total naturalidad──. Tengo que irme, me esperan en casa.
Siento un vacío en mi pecho cuando dice eso.
──¿Volveremos a vernos? ──indago.
──Espero que sí porque me has hecho sentir bien ──susurra.
──Tú también a mí… Bueno, vamos te llevaré de nuevo a la Academia o a tu casa, cómo prefieras. ──Ella niega y sonríe.
──No hace falta, vendrán por mí. Unos amigos me escribieron para decirme que irán a mi casa, les dije dónde me encontraba, ya vienen ──dice guardando su teléfono en el bolso.
──Pero yo podía llevarte a dónde quisieras ──digo decepcionado por no poder pasar más tiempo junto a ella.
Ella acomoda su bolso en su hombro y se acerca a mí acelerando todo mi ser, siento mis piernas temblar, me siento un condenado adolescente frente a ella.
──Gracias por salvarme… ──susurra a escasos centímetros de mí, puedo oler su perfume, sentir su mirada intensa exponer mi alma ante ella──. Aunque no lo creas llegaste cuando más te necesitaba.
──¿Me necesitas? ──pregunto casi con voz temblorosa, ella se acerca más y sonríe para ponerse de puntillas, toma mi rostro con una de sus delicadas y pequeñas manos, dejando un dulce beso en mi mejilla, siento toda mi piel erizarse, paso mi mano por su diminuta cintura pegándola a mi cuerpo para extender más este pequeño tacto.
──Creo que sí, el solo estar frente a ti, aleja todo… ──murmura muy cerca de mi rostro.
──¿Quién eres Livia? ¿Y por qué llegaste a mi vida justo en este momento? ──inquiero, mirando sus intensos ojos.
──Tal vez porque me necesitas, así como yo a ti. ──susurra──. Y con respecto a quién soy: solo una chica que busca vivir, soñar y amar. ¿Quién eres tú?
──¿Yo? Solo soy un hombre que busca volver a vivir, volver a soñar y volver a amar. ──respondo, siento su mano acariciar mi mejilla y puedo decir que se siente cómo el condenado cielo, ella sonríe mientras se acomoda obligándome a soltarla.
Nos quedamos un par de segundos observándonos hasta que la bocina de un auto nos interrumpe, una rubia baja del vehículo y nos observa.
──¿Liv? ¿Nos vamos? ──pregunta, ella asiente sin dejar de verme a los ojos.
──Quiero volver a verte… ──digo apresurado.
──Ya sabes dónde encontrarme… ──susurra alejándose de mí, tomo su mano deteniendo su andar y la hago girarse para verme.
──Un número… necesito tu número. ──insisto, lleno de ansiedad, toma una hoja suelta que lleva en su bolso y busca entre sus cosas un lápiz.
Anota rápido en ella y me la extiende.
──Hasta pronto…
──Hasta pronto…
La observo alejarse hasta el auto donde la rubia le sonríe y me guiña un ojo, mientras un castaño molesto espera en el volante, abre la puerta del asiento de atrás y se detiene antes de subirse.
──¡Oye! ──grita──. No me dijiste tu nombre…
──Soy Beeth ──digo para verla sonreír, todo se ilumina con su sonrisa.
──Me gusta ──comenta subiendo al auto.
La veo marcharse y siento cómo mi cuerpo quiere irse detrás de ella, cómo deseo correr tras ella…
Siento el aire llenar mis pulmones…
Livia…
¡Mierda!
¿Por qué siento esto por ella?
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Latir Otra Vez
RomanceBeethzart Asghari tenía todo en la vida, una empresa prestigiosa, millones en su cuenta bancaria, mansiones alrededor del mundo, un carisma envidiable y una esposa que lo hacía el hombre más feliz del mundo. ¿Qué más podía pedir? ¿Un hijo tal vez...