Un esposo seductor

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Wen Ke Xing lo sabía desde hace tiempo, no se trataba del agradable clima que estaba a su alrededor o el aroma que destilaban los árboles en ese momento, su esposo era muy seductor. Ya llevaban varios años juntos, podía recordar fecha, hora e incluso si el sol estaba por encima de su cabeza en ese momento desde que se había encontrado de nuevo con él, pero no estaba de ánimos para decirlo.

Nunca pensó que esa técnica funcionaría, mucho menos llegó a imaginar que acabarían viviendo los dos juntos, entre las montañas. Era pacífico y bastante satisfactorio, sobre todo por aquellos días en que Zhou Zi Shu se comportaba de una manera tan... provocativa.

—Si el cielo pudiese demostrarme la felicidad que estoy sintiendo en este momento, sería más resplandeciente... —dijo Wen Ke Xing con un tono tranquilo. Zhou Xu lo volteó a ver, mientras tomaba un gran sorbo de su buen vino, haciendo que escurriera unas gotas de licor por su cuello.

—¿Qué estás alardeando? —preguntó Ah Xu sin ningún tono de delicadeza en su voz, pero la sonrisa que formó hizo que Wen se diera cuenta que sabía perfectamente de qué hablaba.

—De lo afortunado que soy por estar vivo en este momento, y por tener a un esposo tan maravilloso.

Las palabras de él eran sinceras, pese al tono burlón que siempre le gustaba utilizar cuando trataba de explicarle algo a su por siempre alma gemela. Ah Xu lo miró con un poco de reproche, pero se inclinó más sobre aquel borde del asiento, haciendo que su cabeza descansará y cerrará los ojos, se removió un poco para buscar una pose que le permitiera descansar mejor, era una vida bastante pacifica, no había complicaciones ni siquiera había algo fuera de lo común.

Excepto por esas personas que les llamaban "Las Almas Gemelas de la Inmortalidad" y llegaban a pedir que les concedieran un deseo. Estar en la mansión de Las Cuatro Estaciones era bueno, pero prefería esa nueva mansión oculta en las montañas, no sabía cómo se enteraban cuando estaban de visita con su tonto discípulo, no es que lo siguiera siendo, pero era una costumbre llamarlo así.

Sintió la mano de su esposo delineando su mejilla y sonrió levemente, capturando su mano con la suya. Abrió los ojos lentamente, mirando aquel bello rostro sonriente que tanto le gustaba.

—¿Qué estás haciendo? Quiero dormir... —dijo Ah Xu sin dejar de formar esa sonrisa, sabía lo que provocaba en Wen Ke Xing cuando actuaba de esa manera tan mimada y... ¿provocativa? No sabía realmente a que grado había llegado, pero le gustaba ser consentido por él. Lo malcriaba mucho y amaba eso.

—Sólo estoy delineando los pómulos de alguien hermoso.

Zhou volteó a los lados como si esperará ver a alguien más, la risa de Wen hizo que se contagiara de ella y soltará una carcajada también. Durante todo ese tiempo juntos, ni una vez habían pensado en separarse, ni siquiera en estar aburridos uno del otro... todo era paz, diversión y...

—¿El guapo maestro Wen quiere probarme?

Sexo. Los días apasionados de ambos no cesaban ni un poco, el "hacer el amor", como lo llamaba su esposo, era la mejor terminación de un día lleno de peleas, entrenamiento y licor. Aunque a veces, había momentos en que él no podía esperar hasta la noche. Era demasiado tardío y sus ganas eran realmente feroces.

Wen Ke Xing lo miraba como si hubiese dicho las palabras mágicas, aquellas que alborotaban su corazón y otras partes de su cuerpo, que hacían que se rindiera ante él. Se había condenado a ser su 'fiel sirviente' de por vida, para siempre... y esas peticiones que a veces le hacía eran las mejores de complacer para él.

—Ah Xu, sabes que no es necesario que preguntes eso. Deberías preguntarme... en qué lugar lo haremos.

—Aquí.

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