Alicia

Capítulo 2

El camerino estaba a rebosar de gente, más en concreto de mujeres, todas en sus tangas y sus sujetadores de encajes, cada una maquillándose o ayudando a otra a terminar su trabajo. Había un derroche de silicona y naturaleza por todo el lugar, gritos y risas, algarabía, algunas emocionadas y otras sacando sus cuentas para ver cómo llegaban a fin de mes.
Entre todo ese mar de hormonas alborotadas estaba sentada ella en su habitual espejo, serena, apacible, sin que nada de lo que sucediera a su alrededor le importara.
Su ropa esta noche sería un conjunto de lencería malva, con medias a juegos y tacones de un color similar, era noche de Halloween, así que llevaría una máscara de bruja, sexy, arrolladora. Ya casi estaba por terminar, por lo que se dedicó a mirar a través del espejo a aquellas mujeres, tan diferentes, tan lejanas del mundo que había conquistado y que en un segundo había perdido, pero que la habían acogido de una forma espontánea y muy protectora.
Nunca en todo el tiempo que llevaba allí había sido tocada por nadie, nunca había tenido que aceptar pasar la noche en ninguno de esos cuartos. Solo bailaba los dos tiempos que le tocaba, hacía hervir la sangre de aquellos hombres libidinosos, les preparaba el terreno a las demás chicas para que después salieran a la caza, en búsqueda de la mejor billetera.
Mientras tanto la vista se le fue para el periódico que había encima de la mesa
“Sorprendente estreno de Cenicienta por la bailarina Suset Montero”
Estaba feliz, muy feliz por Suset, ella se lo merecía, pero así todo no pudo evitar sentir nostalgia por ella misma.
La memoria voló y voló muy lejos.
-Los familiares de Alicia García.
-No tiene familiares cercanos, yo soy su mejor amiga si eso cuenta. Llegué en la ambulancia con ella.
-No cuenta mucho para la decisión que hay que tomar, pero le vamos a decir. Le reventó una aneurisma y a causa de la caída se fracturó el tobillo. Lo primero tiene solución ya está siendo operada y esperamos que no tenga próximas complicaciones. Lo segundo viendo la profesión será lo más grave pues quedará incapacitada para volver a los escenarios, con mucha fisioterapia, pues podrá danzar en otras ramas, pero al ballet no puede volver más a no ser de público.
El mundo se le vino abajo a Suset, se abrió un hueco el cual la absorbió, totalmente, descomunalmente, solo pudo ponerse las manos en la boca para evitar llorar, evitar gritar de puro enfado por la vida que era tan miserable, tan injusta, tan mierda.
Alicia, el cisne, el debut, su noche que había llegado a la cima y había sido cruelmente arrebatada. 
-No puede ser. Se va a morir de tristeza, el ballet lo es todo para ella, para mi, para nosotras.
-Tendrá que reajustar su vida, su profesión y sus actitudes, no queda de otra. Necesitará mucha fisioterapia y después ir buscando hacia donde enfoca su vida.
Con tan solo unas palabras le habían sacado el corazón del pecho.
Verla tres horas después en aquella cama fue devastador. Tenía la cabeza vendada y el pie derecho entablillado. Qué horror! Tuvo que salir tomar aire, respirar profundo y volver entrar. Se sentó en la silla que estaba a su lado a esperar que despertara.
-Suset?
-Alicia, tranquila no te muevas.
-Suset, qué me pasó?
-Espérate llamaré al médico para que hable contigo.
Entre la neblina de la anestesia y el despertar, nada más verle el rostro a Suset sabía que era malo, muy malo.
-Qué pasó? dímelo tú antes que llegue el médico, por favor Suset, no me mientas. El baile?
-Hay Licha, por Dios, no me hagas decirlo yo.
Me bastó eso nada más, rompí a llorar como había llorado aquel nefasto día cuando la vida me arrebató a mi madre, llore tanto, grité, pataleé, me volví un mar, una tempestad de lágrimas y enojo, maldita vida, desgraciada, me volvía a quitar algo que adoraba, algo que formaba parte de los latidos de mi corazón.
No sentí nada más, solo vi como poco a poco las luces de la habitación se fueron desvaneciendo, cómo el llanto de Suset se fue apagando y me sumergí en un sueño dónde bailaba, dónde era el cisne y daba millones de vueltas por un escenario deslumbrante y en la fila del medio, allí, en donde se ve mejor estaba mi madre, eufórica, dando palmadas a reventarse las manos, Bravo Alicia! Bravisimo mija!
-Si sigues recordando batallas ganadas se te va a correr el maquillaje que tanto trabajo me costó hacerte.
Ahí estaba La Cuca, desde que llegué me acogió como una hija, era la mano derecha del jefe y su puta particular, ella guiaba a las chicas y las instruía en aquel negocio.
Cuando me vio la primera vez recuerdo sus palabras.
“Este pedazo de piltrafa para que nos va a servir”
Detallista ella con sus palabras.
-Niña tu no sirves pa esto, vete a otros lares.
-No tengo a dónde ir.
-Tienes deudas?
-No, tengo una herencia, no necesito estar aquí, pero quiero estar, no tengo otro lugar al que ir.
-Una traumada más.
Solo la miré y me mantuve parada en frente de ella esperando a ver qué me asignaba.
-Recuerda niña que de nada vale volver el tiempo atrás, eso es basura y no resuelve nada y ella sé que se está preguntando dónde estás, que es de tu vida, sé que le gustaría verte de nuevo, pero mueve tu culo que ya empieza tu primera media hora.
La miré, bonita lengua que tenía, pero me había ayudado tanto, que agradecía todo lo que había hecho por mí.
Me puse la máscara y me paré detrás de la cortina.
La música inundó el lugar y comencé a hacer lo que me tocaba. Encenderle los pensamientos a cada una de esas miradas. Recorrer mi cuerpo entre movimientos aprendidos y ensayados para que después quisieran subir a los cuartos y dejar una sustanciosa propina.
-Haz brillado como siempre flaquita, tómate esto que te hace falta.
-Me acompañas el domingo al teatro? Tendríamos que salir el sábado.
-Al teatro niña, si nunca he pisado uno, que ropa me pongo.
-Debes tener algo, pero además te queda una semana para buscar, ya encontrarás.
-Crees que me pueda meter en un traje?
-Te verás hermosa.
-Mejor di hermoso. Hay niña hace cuánto tiempo de eso. Ya la naturaleza se olvidó.
Reímos los dos juntos. Toña era mi mejor amigo. Sabía que el iría conmigo, me acompañaría.
Tomé lo que me ofreció y me coloqué la cartera en el brazo para emprender el camino de regreso a casa. Era cerca por lo que no me tomaría más de 20 min llegar a ella. Añoraba estar en la tranquilidad de aquella diminuta casa.
Ya en el estacionamiento sentí unos pasos atrás de mi, el vello de la piel se me erizó de una forma a alarmante, algo estaba extraño en aquella silueta que veía atrás de mi.
Sin esperar cuando se acercó me tomó por el trasero y comenzó a decir varias sartas de barbaridades, todas referente al local, a lo puta que era, lo apetecible que estaba. El olor a borracho me asqueo los sentidos, hizo que todo diera vueltas. Me quedé atontada.
Recorría mi cuello, tan asquerosamente, que me provocaba unas arcadas terribles. Era mucho más grande y más fuerte que yo, por lo que le fue fácil posicionarse entre mis piernas, sentía su erección mientras me decía lo sabroso que sería cogerme.
Sentí el mundo abrirse bajo mis pies, que cruel era la vida, ya esto era ensañamiento y alevosía contra mi persona.
No creo que el tigre pudiera aguantar una raya más.
De pronto sentí que me soltó, trastabillé hasta darme un fuerte golpe contra el carro, vi apenas otra silueta que se lo comía a golpes, uno atrás del otro, certeros y precisos.
No hablé
Callé
Fui más que muda
Más! Me quedé bien quieta
Mientras aquel gigante
Me salvaba.
El borracho apenas pudo levantarse para continuar su camino.
De la misma forma como pude me puse derecha en mis dos pies.
-Gracias
-No hay de que, nadie tiene que pasar por eso.
-Eso sería un arañazo más pal tigre. La vida y yo no nos llevamos bien.
-Bueno si es así pa la próxima no me meto.
Estaba dando la vuelta cuando sintió que las llaves del coche se me cayeron.
No podía negar que estaba bien nerviosa, tenía inmensas ganas de llorar.
Las recogió al instante.
-Permíteme, te llevo si quieres.
Lo miré, que más me podía pasar, que más la vida me podía traer.
-Esta bien, no tengo mucho que perder así que te digo por dónde tienes que ir.

AliBR
2020