01. CAPITULO UNO

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||HOMBRE MISTERIOSO||

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Dicen que el ser humano es una especie única, especial.

Evoluciona.

Los estudios certifican que, en el curso de los siglos, nos hemos convertido en seres más impredecibles, más longevos.

Seres que rompen sus propios límites, ocasiones en las que personas pueden estar sin respirar once minutos bajo el agua, saltar nueve metros, tener treinta y seis horas sin dormir, estar un año aislados, hallarse setenta y cuatro horas sin comer. Incluso llegar a estar una semana sin beber una necesitada gota de agua.

Lograr sobrellevar y tolerar todo ese sufrimiento, para expandir esos limites. Haciéndolo fascinante.

Pero entonces irónicamente, no importa cuantas alteraciones, cuántas variantes o transformaciones halla en todo los demás aspectos del ser humano.

Porque las personas nunca están más indefensas ante el sufrimiento, como cuando se trata de amar.

Al menos eso es lo que Asher Dumont pensaba cada día de su vida.

Un pensamiento proveniente de una persona desquiciada e impredecible.

¿Qué lo hace aún más arduo?

Que aún teniendo aquellas ideologías en la mente, ahora estaba más indefenso que nunca...

¿Entonces hay que esperar?

—Sí, señor—contestó— Al menos hasta que las pruebas del laboratorio estén listas y nos confirmen lo ya antes mencionado. Es peligroso actuar deliberadamente—aclaró.

Voces y murmullos eran lo único que llegaba a captar. Como si los oídos del chico fueran una viejo radio descompuesta. Todo era ruidos distorsionados.

Intentó abrir sus párpados pero no podía. Intentó moverse, y tampoco lo consiguió.

Era como si su cuerpo no funcionara, no le respondía, por alguna extraña razón no le respondía.

Después de varios frustrantes intentos y torturantes minutos, fue cuando vagamente consiguió algo.

Abrió apenas sus párpados.

Enseguida otro problema: todo estaba extremadamente borroso.

Quiso suspirar y maldecir,  sabía que también fracasaría.

Por fin se iba a dejar llevar por el mareo y la frustración.

Pero dos siluetas que aparecieron frente a él—borrosas evidentemente—en un extremo de lo que parecía ser un cuarto algo iluminado.

¿Tal vez eran a quienes oía murmurar? Si, debían ser ellos.

Así que como último esfuerzo, se intentó relajar y se concentró al máximo para oír que decían.

¿Dónde está Aiden?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora