EL NOVIO DE MI HERMANA

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7:30 am.

Es la tercera vez en lo que llevamos viviendo juntos, que Bryan, mi queridísimo y odioso novio a la vez, me despierta con sus cantos en la ducha.

-WE GOT TONIGHT, WE GOT TONIGHT, FOREVER YOOOOURS, FOREVER MIIINEE...!!! -cómo no, siempre la misma canción. Desde que vimos ''If I Stay'' no para de cantar siempre lo mismo, fue lo único que le pareció interesante de esa película tan ''cursi'' como él dice.

-¿PUEDES DEJAR DE PEGAR ESOS GRITOS? -no es que no me guste escucharle cantar, lo hace muy bien, pero no es uno de mis mejores días. Hay clase.

Me dispuse a ir al baño, y aproveche para cepillarme el cabello y lavarme la cara.

-Buenos días, gucilú. -Dijo mientras asomaba la cabeza cubierta de jabón por un lado de la cortina.

-Buenos días, idiota. -La idea de que me llamara ''gucilú'' me resultaba bastante graciosa, y a la vez molesta, llevamos juntos más de 1 año y me llama así gracias a que, cuando le presenté a mis padres, mi madre se olvidó de que le dije que no me llamara así ese día, Y LO HIZO.

El reflejo de Bryan en el espejo sin nada que dejar a la imaginación me saca de mis pensamientos, y por un momento siento como mis mejillas comienzan a tomar color. Me limito a sonreír, y me dirijo a mi closet a preparar la ropa que me pondré después de pegarme una buena ducha.

Termino eligiendo unos jeans tejanos, mis all stars blancas, una camiseta blanca que le cogí a Bryan y mi chaqueta negra de cuero. (Debo añadir que las all stars blancas, podría decirse que son grises, por las miles de veces que me las he puesto.)

-¿¡Vamos en tu coche o en el mío!? -Se escucha desde la cocina mientras bajo las escaleras que conducen a nuestro salón-cocina.

-En el mío, pero conduces tú. -Le digo al hombre (DIOS GRIEGO) que se encuentra en mi cocina sin camiseta cocinando el desayuno.

-Lo que tú digas, guci...-No le dejo terminar porque mis manos acaban en su boca, y siento como sonríe en mis manos.

-No vuelvas a pronunciar esa palabra en lo que queda de día, Sr.Mills. -Siento como me muerde unos de los dedos y retiro las manos instintivamente por el dolor que me causan sus perfectos dientes.