Un aburrido Hisoka busca diversión en la cuarta fase del famoso examen para volverse cazador. ¿Qué guapo asesino pelinegro podrá ayudarlo?
- ¿De verdad no te oyes a ti mismo? Suenas como una jodida perra en celo, ¿no te da pena?
- ¿A ti no te da p...
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Dos días habían pasado de manera fugaz para el mago. Aunque en ese par de días no había hecho algún solo movimiento para poder llevar a cabo el inicio de su caza y poder conseguir las placas que requería para pasar la prueba del examen, no tenía prisa alguna, sabía que para él era tan fácil como quitarle su caramelo a un bebé indefenso. Pero, lo que le había salvado del aburrimiento de no hacer nada, era ver a sus demás juguetes hacer sus laboriosas jugadas para juntar los puntos necesarios, además Hisoka se consideraba fan de la naturaleza, disfrutaba estar entre ella.
Claro que todo llega a su límite, empezaba a hastiarse.
— Hey.
Se oyó la voz de su colega y sonrió. ¿Por qué el universo siempre conspira a su favor?
— Oh, Illumi —dijo sentándose, ya que se encontraba acostado comiéndose el cielo con sus ojos—. Eres mi salvador, estaba aburrido —añadió con un puchero, palmeando un lugar a su lado para que el pelinegro tomara asiento junto a él.
— Se nota, ¿qué hacías? —preguntó sentándose.
— Le ponía nombre a las estrellas, comí pasto y después comenzaba a dormirme hasta que tu melodiosa voz apareció.
— ¿Comiste pasto? Sabes que hay frutas y bayas, ¿verdad?
— No comí pasto por hambre, fue por aburrimiento. ¿Acaso no me estás poniendo atención, Zol-Dick?
— Maldito raro —dijo arrugando el entrecejo, dirigiendo sus grandes ojos negros a los de color ámbar.
— Como sea, el punto es que llegaste justo cuando necesitaba un poco de diversión —sonrió coqueto, colocándose con movimientos sensuales en el regazo del asesino, para después empujarlo poniendo su mano en el pecho contrario, haciendo que la espalda del azabache ahora quede pegado al pasto—. ¿Me extrañaste, Illu?
— ¿Por qué lo haría? Sólo no nos habíamos visto por dos días —respondió gruñendo al final, llevando sus manos a la cintura del pelirrojo al sentir cómo iniciaba movimientos circulares con sus caderas.
— ¿Y? Yo sí te extrañé a ti —mordió su labio inferior, cerrando los ojos y dando un pequeño saltito, ocasionando que su culo golpee la creciente entrepierna de su compañero.
— Ugh... —suspiró Illumi, clavando sus uñas en las peligrosas curvas de Hisoka. Su ritmo cardíaco aumentaba cada vez más—. Idiota, en cualquier momento alguien puede llegar. Estamos al jodido aire libre.
— Lo sé, ¿no es excitante?
Posterior a aquellas palabras dichas por el de melena escarlata, hizo reaccionar a Illumi, empujando bruscamente al mayor quitándole de encima suyo. Había recordado que su apariencia no estaba oculta, si Killua le veía sería un gran problema, y más si le encontraba fajando con un imbécil como Hisoka. Sería vergonzoso.
