El verano por fin había llegado, el humedo tiempo de Reino Unido, y con ello las vacaciones.
Las notas de aquel curso para Nicolai eran todas sobre cinco, pero no porque fuera buen estudiante, si no porque su padre, había sobornado al director con dinero y buenas reseñas de su internado para que su hijo aprobara el curso. Estaba ya harto de que le llamaran por peleas, sanciones, suspensos, etc...
Nicolai era el heredero de una importante dinastía italiana, era un chico rebelde, no le gustaba estudiar, solo salir de fiesta y gozar de los lujos y el dinero de su familia.
En cambio, Joanna, su melliza, era todo lo contrario, muy estudiosa y la típica niña que parecía que no había roto un plato en su vida. Todos los miembros de la familia Rochelli habían ido a ese internado desde los años 30's y ninguno había dado tantos problemas como Nico Rochelli, en aquel lugar era mas conocido que cualquier miembro de su familia por sus famosas bromas, planes expertos o salvajes peleas que habían llegado al hospital en mas de una ocasión en los 10 años que llevaba en niño en el internado.
Porfín estaban montados en su jet privado rumbo a Nápoles, Nico estaba sentado al lado de la mas pequeña de los Rochelli, Kaia, era una minicopia de su hermano mayor, el mismo pelo moreno y rizado,el mismo humor y las mismas travesuras; En lo unico que se diferenciaban eran en la edad, la estatura y los ojos, los de Kaia eran verde agua y los de Nico color miel, iguales a los de su padre.
-!Leonardo y Valentino Rochelli, devolvedme mi movil ahora mismo¡- Dijo Joanna realmente enfadada.
-¿Leyendo en vacaciones, hermanita? No me lo puedo creer.- Valentino, el cuarto hermano, junto a Leo, en tercero, le habían quitado el movil a Joanna, estaba leyendo un libro llamado 'A traves de mi ventana' el cual era bastante popular entre las chicas ese año.
-Haber que pone-
-!No lo leas¡- Estaba a punto de levantarse de su asiento cuando Leo habrío la boca.
-Me arrodillo frente a ella y suelta un chillido cuando mi boca toca su...- Dijo leyendolo en voz alta, mientras lo escuchaba los pilotos y los guarda espaldas de los hermanos, además de ellos.
-Anda parece que la santa no están santa- Nico se empezo a reir
-Dame eso- Con la cara roja de vergüenza se sento apartada y empezo a leerlo otra vez.
Pasaron las horas y porfín el jet llegó a Nápoles. En el aeropuerto les esperaba su mayordomo, Emilio, junto a una limusina que los llevaría directos a su casa de verano donde sus padres, Nicolai, un exitoso abogado descendiente de la nobleza italiana y Katerina, descendiente directa de la realeza rusa les esperaban después de 3 meses sin verse.
La gran reja de hierro se abrió y entraron a los terrenos de la mansión, en la puerta los esperaban sus padres. El era un hombre que ya estaba empezando a perder el pelo a sus 41 años, pero seguía manteniendo sus ojos color miel y un cuerpo esculpido que dijo mamá que la enamoró, como siempre iba vestido de traje, seguramente habría hecho una pausa en el trabajo para ir a recibir a sus hijos y luego se iría (Seguramente obligado por su mujer). Por otro lado, su madre, Katerina, iba tan divina cómo siempre, de ella Leo había sacado sus ojos azul cielo, su pelo rubio no había cambiado, apenas tenía 38.
-¡Hola, Mamá!- Dijo Kaia en ruso, rápidamente bajo del coche y empezó a subir la gran escalinata para abrazar a su madre. Como siempre le había devuelto el abrazo, ella siempre había sido muy cariñosa con sus niños.
Cuando todos subieron las escaleras, abrazaron a la madre y Kaia intentó hacer lo mismo con el padre, pero no funcionó, el era un hombre bastante frío, solo pensaba en su dinero, su estatus y su trabajo. En el fondo quería y se enorgullecía de sus hijos, pero Nico parecía ser la excepción.
-Buenos días, Papá- Dijeron todos los hermanos a la vez, mientras que de uno en uno iban dándole la mano a su padre.
-Ya no son buenos días, son las 14:30, ya son las buenas tardes-
-¿Ya son las 14:30? La comida ya debe estar lista, niños pasad a dentro, la comida ya estará servida y los abuelos os esperan en la terraza frente a los viñedos.
-¿El nonno Berto ya ha llegado?- Preguntó Kaia con la cara iluminada.
-Sí, el nonno Nico y la nonna Celia también están en la terraza.- En cuanto dijo la palabra "Sí",la pequeña cruzó toda la mansión corriendo hasta el patio. La niña estaba realmente unida a su abuelo, pero él no era solo un abuelo, el era el bisabuelo y tenía una fortuna de aproximadamente 1.000 millones de euros, el hombre ya tenía 85 años y no le quedaba mucho tiempo de vida, pero todo lo que podía lo disfrutaba con su familia.
Tras llegar todos a la terraza empezaron a comer.
-Bueno niños, ¿Como han ido las notas?- Preguntó la abuela Celia.-Haber, Valen, cuéntame-
-Las he aprobado todas, matemáticas es la que más me a costado pero la he aprobado con un 6, además, he sacado 2 sobresalientes.-
-¿En qué asignaturas?-
-Biología y Español, los idiomas se me dan muy bien- De repente le interrumpió su padre.
-Valentino, tu hermana Joanna a sacado 6 sobresalientes altos, 3 bajos y solo un notable, esas mismas notas debes sacar tu- Dijo con un tono firme y con el vaso de martini en la mano.
-Lo sé, papá, lo siento- El Sr. Rochelli era muy estricto con las notas de sus hijos, hasta el punto de hacerlos sentir inferiores entre ellos.
-Nicolai, no le exijas tanto al niño. El se a esforzado mucho, no lo hagas sentir mal- Le respondió la abuela al Sr. Rochelli. -Aunque eso no significa de que no esté orgullosa de ti Joanna, eres brillante-
Tras la comida los tres mejores se fueron a poner el bañador para irse a la piscina junto a la abuela y su madre. Mientras tanto los mellizos subieron a sus habitaciones para descansar un rato.