𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 7 [2/2]

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Media hora más tarde, el chófer de Taehyung se detuvo frente a una tienda para adultos en Manhattan, y empecé a preguntarme si ésa era la razón por la que sólo el chófer, además de Jisoo, conocía la sexualidad de Taehyung

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Media hora más tarde, el chófer de Taehyung se detuvo frente a una tienda para adultos en Manhattan, y empecé a preguntarme si ésa era la razón por la que sólo el chófer, además de Jisoo, conocía la sexualidad de Taehyung. Porque él había dicho simplemente West Village y el conductor había sabido exactamente lo que significaba.

Así que Taehyung había estado aquí antes.

Atrás quedaban los lugares sórdidos con ventanas cerradas con tablas y callejones. En el corazón de un barrio LGBTQ, esta tienda estaba iluminada y mostraba sus servicios justo en el escaparate junto a cajas de juguetes sexuales, pilas de películas y trajes pervertidos. Tenían seis cabinas privadas, dos suites dobles, sea lo que sea que eso significase, un glory hole* y un teatro con capacidad para dieciocho personas.

>>Un agujero glorioso (de la expresión inglesa glory hole) es un agujero en una pared o tabique, usualmente practicado en los retretes de baños públicos o en videocabinas, que pueden ser utilizado para observar a la persona que se encuentre al otro lado del tabique y para mantener relaciones sexuales con ella<<

—No tardaremos mucho. Tal vez treinta minutos —dijo Taehyung a su conductor.

Una vez que estuvimos en la acera y Taehyung cerró la puerta, se volvió hacia mí y me bajó la cremallera de la chaqueta. Había un nuevo aire en él; era asertivo y estaba al mando de la situación.

—¿Te apetece un juego de rol? —me preguntó.

—S-sí. —Parpadeé, intrigado y excitado al instante—. Ya has estado aquí antes.

Inclinó la cabeza.

—Ha sido mi capricho de una vez al año durante los últimos diez años.

Maldita sea.

—¿Qué haces cuando vienes aquí?

Se pasó los dientes por el labio inferior y sonrió un poco.

—No mucho. Alquilo una cabina y me masturbo con la puerta entreabierta. La gente disfruta mirando.

—Y a ti te gusta que te miren. —Me acerqué más y deslicé una mano por su pecho—. Eres un exhibicionista.

Me resultaba gracioso que pudiera dudar de entrar en una tienda de comestibles sin una lista de la compra, pero que no tuviera ningún problema en tener el control en cuanto se trataba de sexo. Esa parte de él no era simplemente confiada; era completamente desvergonzada.

—Los humanos neurotípicos se toman el sexo demasiado en serio —dijo—. No soy un exhibicionista, sino que disfruto poniendo nerviosa a la gente. Me excita verlos fuera de su elemento. Verlos dudar y preguntarse cuál es el protocolo.

Mis cejas se levantaron, y... bueno, también mi polla.

Este era su universo alternativo. Un lugar en el que él era la norma asertiva y todos los demás se agitaban, como él se sentía en la sociedad, en su vida cotidiana.

𝐀𝐥 𝐀𝐦𝐚𝐧𝐞𝐜𝐞𝐫 [𝐕𝐦𝐢𝐧]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora