[Lo siento hermanita]

[2] Los inicios de un equipo

No hay nada mejor que un sueño para crear el futuro.

¿Alguna vez sentiste un deja vu?  Esa sensación de que algo que viviste en el pasado se repite una vez mas en el ahora.

Extraña para algunos, divertida para otros y aterradora en algunos casos.

¿Qué pasa cuando se vive un momento de gran estrés varias veces?

— ¿Hermano? —

Las voz de Nari fue lo único que se escuchó en medio del bosque, como si la propia tierra se hubiera callado ante tal acto. 

Las manos temblorosas de la pequeña descansaban en su estomago en donde el báculo de su hermano Bellroc la atravesaba de un extremo a otro.

La mirada del semidios fue seria y sin alguna emoción pero al darse cuenta de lo que había provocado rápidamente retiró se báculo del cuerpo de su hermana dejando una gran herida que era incapaz de sanar.

La falta de emoción de Bellroc no cambió, contemplando sus manos en un intento de procesar lo que ocurrió, algo que hubiera seguido así de no ser por el ruido que producía Nari al intentar poner de pie en un intento de alejarse.

Al regresar a su realidad y darse cuenta de lo que estaba haciendo su hermana Bellroc acercó a ella para ayudarla, aun bastante confundido por lo que ocurrió.

— Tranquila, ya estoy aquí —

 Su voz con un obvio miedo se escuchó, sin embargo dispuesto a intentar ayudar a su hermana colocó su mano en el hombro de Nari quien por reflejo dio un golpe en la cara de su hermano que cayo al suelo debido a lo inesperado de esa acción.

— Aléjate — 

Repitió una y otra vez Nari cuyos ojos solo desprendían miedo.

— Rayos —

Los pensamientos de Bellroc estaban llenos de enojo por la reacción de su hermana pero logró ignorar aquello acercándose tan rápido como pudo a su hermana, quien hizo todo lo posible para no verlo a los ojos.

— Nari, quiero ayudarte —

 La voz de Bellroc estaba llena de un deseo genuino por intentar ayudar a su hermana que seguía temblando ya sea por la gravedad de su herida o por el miedo que sentía.

— ¿Por qué lo hiciste? —

 Pregunto Nari mientras el brillo que aún existía en sus ojos empezó a desaparecer pero esta vez no dudo en mirar a su hermano.

— Porque soy un tonto... un tonto que no pudo ayudarte —

 La respuesta del semidios estaba llena de una tristeza rara de ver en el, abrazando a su hermana tan fuerte como pudo antes de que su hermana se volviera cenias.

— Lo siento, por favor regresa — 

Repitió una y otra vez Bellroc, su voz llena de calma pero con una tristeza incapaz de esconderse.