El charco de lágrimas

5 3 2
                                    

Un buen día un mago viajero se encontró con este duende junto a un charco de lágrimas. El mago no podía con su alma, estaba sediento y, por supuesto, decidió beber del charco de lágrimas.

-Qué rico- pensó el mago, se sintió 10 veces mejor.

Siguió con sus asuntos a un paso más ligero y, cuando terminó, decidió volver a darle las gracias al duende.. por las lágrimas que se había tomado.

-Ohh, duende- dijo el mago, ¿Por qué lloras tanto? Hace 3 días que me fui y sigues llorando.

-Snif- dijo el duende, miedo tengo, aterrado estoy. Atemorizado por la oscuridad de este mundo cruel, y no sé que hacer.

Se detuvo un instante de sollozar y siguió: 

-Y todo el mundo se ríe de mi. Para nada sirvo. Qué vida la mía..- dijo el duende, y siguió sollozando.

-Comprendo- dijo el sabio y anciano mago, frotándose la barba.

 -Quizá lo que necesitas es un farolito-  dijo el mago, y entonces sacó un farol muy impresionante de su capa y se la colocó al duende en la punta de la nariz.

-¿Lo ves, pequeño duende?-dijo el mago. Nunca más volveras a estar en la oscuridad, vayas donde vayas.

-Pues... ¡ya no tengo miedo!-dijo el duende con la voz entrecortada, sonriendo por primera vez en su vida.

-¡Ahora ya no eres un bueno para nada!-dijo el mago riendo. Tu sonrisa confortará a mucha gente. Ven conmigo, te enseñaré algo.

Así que el duende metió sus pertenencias en una bolsita y se fue con el mago. Tuvieron aventuras emocionantes, cosas de miedo y todo eso, pero el duende no retrocedió. Llevaba el farolito en la punta de su nariz e incluso cuando se despidió del bondadoso mago nunca más volvió a llorar, y la luz de su nariz sigue alumbrando. Mira a tu alrededor, ¡podría estar a la vuelta de la esquina!. 

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 31, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El duende que no paraba de llorarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora