Zidian reconoce a su nuevo maestro

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¿Quieres su cabeza?, preguntó.
Si, contestó el omega.
Entonces tráeme el corazón de ese alfa.

—・—

El Receso de las Nubes fue revisado minuciosamente. Los discípulos barrieron cada tramo de la montaña buscando el retrato mas no fue hallado. Parecía haberse esfumado en un abrir y cerrar de ojos. Para Jiang Cheng la pintura en si no tenía mayor relevancia, su preocupación radicaba en el hecho de que un intruso ingresó al Hanshi sin ser notado. La segunda inquietud se inclinaba al motivo por el cual alguien tomaría dichoso elemento, después de todo, era un simple lienzo sin poder ni utilidad. Sin embargo, para Lan XiChen el asunto era mucho más grave. Ese retrato poseía cierto valor sentimental, significaba el inicio de su adoración por su esposo y a su vez, el robo demostraba su incapacidad para proteger el nido donde su omega se resguarda del mundo. Pero aunque la búsqueda se extendió durante algunos días no rindió frutos dejando el amargo sabor de la incertidumbre. 

Luego la conferencia en Gusu llegó a su fin y antes de lo previsto, Jiang Cheng cumplió un año como miembro del clan Lan. Extrañaba Yunmeng, la correspondencia entre él y su hermana fluía con constancia pero nada se comparaba con sentarse a su lado para oírle hablar, comer su comida y percibir su aroma. La ausencia de su madre gritando órdenes a diestra y siniestra a momentos se vuelve imposible de resistir y aunque en el Receso de las Nubes halló una nueva manada, no puede evitar añorar la vista de los lagos de lotos en pleno florecimiento o el bullicio del mercado hasta altas horas de la noche. En su corazón, confía en que no cambiaría la candidez de su esposo por el desprecio de su padre ni las muchas tardes en compañía de Lan WangJi o Lan QiRen por los pleitos familiares comunes a la hora de la cena. En definitiva, en un periodo de doce meses obtuvo lo que tanto anheló desde su infancia: aceptación.

La montaña es su santuario. Jamás se sintió tan libre como en esa porción de tierra rodeada de cuerpos de agua. La devoción de sus protegidos hacia él es tal, que no cuestionaron las modificaciones que planeó a espaldas del consejo a las distintas áreas en las cuales los omegas se desarrollan. Confiaban en que Jiang Cheng buscaba nada más que su bienestar y estaban en lo cierto. Para el Jiang más joven, asegurar la independencia de todos ellos era una de sus metas más ambiciosas. Tal vez no se les permitía emplear la espada para cultivar sus núcleos dorados, Jiang Cheng halló la forma de tomar sus desventajas y transformarlas en ventajas. Bajo su comando, los omegas comenzaron a labrar su vigor, a levantar la voz y ser capaces de notar la diferencia entre lo que desean y lo que les es impuesto. Durante las reuniones en los jardines de la montaña, apartados de los ojos juzgadores de la casta más fuerte, muchos omegas expresaron su descontento a causa de los muchos sueños enterrados bajo la tierra que la sociedad les lanzó encima. La gran mayoría se hallaba enfrascado en matrimonios miserables con alfas que conocieron el día de su boda mientras que la otra porción, la más joven e intrépida no consiguió volar fuera de la secta para cultivar en Meishan Yu.

La nueva matriz de protección fue un secreto a voces entre los miembros de la casta omega y su líder de secta. Lan XiChen participó activamente en la modificación de la formación espiritual actual alrededor de la montaña Wu Yin, se sentía complacido en participar en los intereses de su esposo, después de todo, los proyectos de Jiang Cheng perseguían el bienestar de Gusu. Si este nuevo diseño funcionaba adecuadamente, el refugio de los omegas estaría doblemente protegido.

Jiang Cheng creyó que la mayor de sus preocupaciones se disipó en cuanto dibujaron la matriz alrededor de la montaña, sin embargo, descubrió que el consejo de ancianos no planeaba dejarle actuar libremente sin importar el título de Lan-furen. Lo dejaron claro cuando lo llamaron a una audiencia a puertas cerradas mientras el maestro Lan Qiren y su esposo recibían a la comitiva de LanlingJin por asuntos políticos referentes a nuevas rutas comerciales. Sospechó que el grupo de viejos decrépito organizó esta reunión extra programática a sabiendas que sus mayores aliados se encontrarían ocupados y muy lejos del salón. Supuso que el asunto a discutir no era agradable, de modo que tomó una gran bocanada de aire para armarse de valor y luego, cruzó el umbral de la puerta realizando un saludo formal y respetuoso.

La flor que mancilló al fuego., xichengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora