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Regresaba hacía dónde se deberían encontrar sus dos amigos y el pequeño Nicolás. Esperaba que esté despierto, quería estar conversando con ese pequeño bebé mientras su compañero dormía, sabía que estaba casado por haber sido él quien se levantará por las noches cuando el azabache lloraba.
Sonrió por inercia cuando uno de aquellos días, iba a salir de su habitación hacia la del bebé, pero se sorprendió cuando encontró al castaño saliendo de la habitación de invitados. Le dijo que siguiera durmiendo y él se encargaría de hacerlo dormir nuevamente.
Solo pudo asentir cuando el contrario ya estaba caminando hacia la otra cercana habitación.
Por lo tanto, sabía que el castaño seguiría haciendo eso cada noche cuando el bebé despertará llorando, no dijo nada, pero también quería que descansará. Sería su turno de cuidar a Nico por las noches ahora.
Pero al llegar hacia el salón principal, solo vió a aquel castaño vestido, no tan formal ni tan informal. Era algo nuevo el verlo usar ropa diferente a lo que comúnmente llevaba; alguna de sus sudaderas, pantalones de chandal, algo cómodo.
- ¿Dónde están Luzu y Nicolás? -preguntó cuando ya se había acercado y captó la atención del contrario- ¿Y por qué estás vestido así?
Este sonrió- Nico pasará la noche con uno de sus tíos favoritos -alzó una ceja, preguntando indirectamente sobre lo que planeaba. El híbrido le extendió su mano- ¿Quieres ver el cielo nocturno? Compañero de estrellas.
Se ruborizó un poco para reír levemente, un tanto nervioso. Tomó la mano del de orbes esmeralda- Me encantaría.
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El de orbes dorados miraba con una gran sonrisa como había acomodado todo sobre la manta en el césped.
Tenía una vista hermosa de todo desde aquella colina, siendo iluminado por algunas antorchas que puso y la hermosa luna en el cielo estrellado de Karmaland. Suspiró, esperaba que a su compañero de trabajo le gustará.
