Martina no era la mejor para desprender emociones. No se detectaban tan fácilmente en su rostro.Carecía de esa fluidez, mas de a poco se estaba abriendo.
Era una persona sincera y transparente, no sentía la necesidad de ocultar nada a menos de que fuese un proyecto a futuro o algo totalmente privado que le hayan dicho.
A veces tenía sus ventajas y otras veces no.
Ella misma había enfrentado las situaciones donde todo se ponía en contra suya.
Conforme pasaban los días y meses de relación, había captado la actitud silenciosa de Lourdes cuando discutían, la cual era lo contrario a la suya.
Solía irritarla, ya que parecía que el asunto no estaba concluido, necesitaba que Lourdes aportara.
Cabe recalcar que en todo ese tiempo solo habían tenido tres peleas, el resto eran por estupideces.
Martina tampoco intentaba amoldar su personalidad con la de Lourdes, pero lamentablemente lo terminaba haciendo.
Las relaciones tienen sus caras buenas y malas, las dos ya las habían conocido; los polos opuestos se atraen suelen decir.
Martina no cambiaría nada de todos los acontecimientos que hoy en día la hacían ser la mujer más afortunada del mundo.
Ella podía jurar que el enamoramiento que tenía era inmenso, no podía describirlo bien. El solo hecho de pensar en ella la hacían imaginar miles de cosas que podían hacer juntas.
Su corazón volvió a acelerarse.
Estos últimos días ambas habían estado separadas por sus respectivos viajes. La mayor había vuelto bastante temprano, ni siquiera le había alcanzado a hacer un vídeo completo. La menor, por su parte, se iba a quedar unos días más en Bariloche.
Ambas se extrañaban, pero no dejaban que ese vacío las hicieran renunciar. A la noche era un poco difícil dormir sin Lourdes, el punto a favor era que no habían ronquidos.
Se convencía que faltaban pocos días, por más que había estado invitada a fiestas, no eran lo mismo sin ella.
Después de pasar tres meses sin verse por la cuarentena, nunca más pasaban sin verse. Al menos un rato o pocas horas.
Ahora estaba sufriendo otra vez.
No lo estaba expresando.
No era tan abrumador como para ponerse a llorar, pero sí para querer sostener algo en la noche.
En su momento de "tristeza", sintió su celular vibrar por debajo de la almohada. Pasó el brazo por debajo y lo agarró sin mucha fuerza.
Al ver la pantalla, sintió que un cacho de esperanza entrara en ella nuevamente.
.
Lourdes estaba por ir a su casa.
Martina se obligó a guardar la cantidad de ropa en su lugar para mantener un poco de orden.
De su computadora se oía evermore, su álbum favorito.
Seguramente Chivin quería callarla de tanto que estaba gritando. Juanisima se había unido, ladrando desde afuera de la habitación y Rebe golpeando la pared con la cola.
Procedió a acostarse, con el celular casi pegado a la cara.
Entonces escuchó que los ladridos empezaban a hacerse más constantes y fuertes, seguido de sonidos provenientes de la entrada, como si alguien hubiese llegado.
Instantáneamente se levantó y se quedó mirando la puerta de su habitación, esperando a ver cómo se giraba la perilla.
Y cuando pasó, su corazón empezó a latir ansioso.
Ya tenía idea de quién era.
Cuando la vio abrir la puerta totalmente tímida ─seguramente por haberse topado a Silvina─ se contuvo de hacer algún comentario.
El calor, seguridad y deseos volvieron como imán a la heladera.
─ Lu.
Cuando la vio sonreír, supo que era el lugar indicado. El sentimiento de bienestar y euforia la sucumbieron.
«The perfect cloud 9.»
FIN.
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cloud 9 ─ [ MARTULI ]
Fanfiction"Su mirada y sonrisita decían todo. ─ Lourdes. Como si el nombre fuera sagrado. Como si fuera su primera palabra. Como si toda su vida haya necesitado decirla. Como si fuera automático." - Three-shot.