31 DE OCTUBRE DE 1999
El perro se murió. Hace tiempo que todos en el pueblo lo saben. Pero, aunque era considerado muerto, el perro seguía en las calles, disfrutando.
Los dueños aseguran que, el día 31 de octubre del año 1999, a las 22:41, el perro fue atropellado por un Jeep Grand Cherokee, negro.
La vecina chismosa, de la casa roja, asegura que, el primero de noviembre de ese mismo año, el perro estaba jugando con el gato en su jardín.
Los dueños de la carnicería de la esquina aseguran que, el 2 de noviembre, el perro robó un pedazo de carne.
Cada día, desde entonces, una persona diferente, ve al perro hacer una cosa diferente. Pero, nunca, jamás, una persona lo ve dos veces.
Muchas personas terminaron en manicomios por creer que atropellaron al perro, pero este nunca aparecía allí.
Todos saben que cada 31 de octubre, a las 22:41, el perro visita a sus dueños sin ser visto. Hace esto hasta que dan las doce, el momento exacto en que tiene que desaparecer.
Pero el 31 de octubre de 2008, nada de esto pasó. El perro no fue visto, el perro no fue atropellado, el perro no visitó a sus dueños. Desde entonces, nadie supo nada más de él. Nunca volvieron a verlo, nunca volvieron a atropellarlo, nunca volvió a visitar a sus dueños.
Sus dueños, antes de ese 31 de octubre de 2008, se preguntaban qué hubiese pasado si el perro siguiera vivo, si los visitaría como a las demás personas. Por años se preguntaron si alguna vez se les aparecería, pero eso nunca sucedió.
Pero, el 31 de octubre de 2008, todo cambió. Perdieron las esperanzas. Dejaron de recordarlo. Se quedaron con los buenos recuerdos, y eso los conformó.
Damas, caballeros, niñas y niños, preocupados por la tradición rota, empezaron a escribirles cartas al perro, y a dejarselas en una estatua construida en su honor, en el punto exacto en donde, todos los 31 de octubre, a las 22:41, el perro observaba a sus dueños.
Al día de hoy, millones de cartas inundan la estatua. Muchos turistas descubrieron este punto perdido en el mapa, y le piden al perro que cuide de sus seres queridos. Pero también, de vez en cuando, le piden que les dé un susto a aquellos no tan queridos.
No es a ciencia cierta pero, de vez en cuando, los 31 de octubre, se vé a perros cumpliendo las peticiones de esas cartas, pero nunca se vé al que murió en aquel pueblo, el día 31 de octubre de 1999.