Capitulo 3: OPERACIONES AEROTRANSPORTADAS

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   El aire es frío a 10 000 metros, con la puerta del avión abierta y un viento lo suficientemente fuerte para tumbar a cualquiera. En el interior del aparato, los seis miembros de un equipo de infiltración por el método de salto HALO parecen tranquilos, pero la tensión puede leerse en sus rostros. De repente, la penumbra es rota por una luz roja que se enciende encima de la puerta y el jefe de salto da una palmada en el hombro al comandante de los incursores, levantando el pulgar para indicarle que ha llegado el momento y le desea buena suerte.


La luz parpadea tres veces, se apaga e inmediatamente es reemplazada por una verde. Los seis hombres abandonan el avión tan rápido como pueden.

Durante tres minutos se zambullen en la oscuridad de la noche, mirando hacia abajo y buscando en la negrura las señales luminosas en tierra. Estas aparecen como por arte de encantamiento y los paracaidistas maniobran en el aire hasta quedar apuntando hacia ellas.

La tierra está ya próxima y se les acerca rápidamente, pero todavía no pueden tirar de las anillas de apertura, deben descender más para reducir el riesgo de ser detectados. Finalmente, los paracaídas se abren y los hombres descienden suavemente. Una vez en tierra, unas manos amigas les ayudan a quitarse los atalajes y se intercambian saludos en silencio.

Las operaciones aerotransportadas son las venas y las arterias de las acciones de las Fuerzas Especiales en territorio enemigo. En la mayoría de los casos, no es posible por ningún otro medio introducir y sacar hombres y provisiones de las zonas de operaciones, y por tanto se realiza un gran esfuerzo en hacerlo a salvo, con seguridad y lo más simple posible. El primer paso de cualquier acción aerotransportada es la identificación y selección de zonas de salto (ZS) o de aterrizaje (ZA).


-Información Local.

Antes de que los equipos de las Fuerzas Especiales lleguen al lugar, deben depender de información local, mapas y reconocimiento aéreo o por satélite. Todos los lugares susceptibles de ser utilizados son marcados para que sean evaluados una vez que se haya infiltrado el equipo; todo lo que se sepa de ellos se archiva para su posible uso futuro. Una de las primeras tareas del equipo de infiltración es inspeccionar todas las zonas posibles. Como la mayoría de los detalles habrán sido previamente compilados, sólo se necesitará transmitir por radio pequeñas correcciones, con el fin de reducir al mínimo las comunicaciones y guardar la seguridad. Cualquier sitio que parezca malo, simplemente se borrará de la lista. Más importante todavía, no será necesario ni siquiera transmitir referencias de mapas en clave; los lugares se identificarán siempre con nombres o números, acordados previamente en la seguridad de la base de operaciones.


Este secreto, de ningún modo inusual en las operaciones de las Fuerzas Especiales, se utiliza para asegurar las ZS y ZA, con lugares que son vulnerables a la infiltración, vigilancia o ataque del enemigo. Si la localización de las zonas cae en manos de éste, no sólo queda comprometida la operación inmediata, sino que puede conducir a que otros aliados sean capturados.


-Aprobación.

Si bien el comandante de operaciones de las Fuerzas Especiales tiene la responsabilidad de elegir las ZS y ZA, es la unidad aérea que lleva a cabo la misión la que decide si usarlas o no. La tripulación arriesga mucho en estas misiones, y no sólo por la actividad del enemigo. Las operaciones de lanzamiento de personal o suministros normalmente se realizan con un solo aparato, que debe volar a baja altitud sobre terrenos difíciles, con escasa visibilidad y frecuentes cambios de rumbo, cosas que, de hecho, los pilotos intentarían evitar en condiciones normales. Para complicar más aún la situación, debe conseguirse la máxima precisión al primer intento, pues por lo general no habrá oportunidad para probarlo de nuevo.

Manual de Tácticas de Operaciones EspecialesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora