Resumen:
El aura creciente de Shen Yuan en la Selva Negra alertó a la gente del pueblo al pie de la Montaña. Un rumor sobre una entidad fuerte y misteriosa hizo que la gente desconfiara. Como resultado, los leñadores y cazadores se mantuvieron alej...
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El viaje había durado más de un día, pero los pies de Shen Jiu no habían dejado de moverse. Cuando tuvo fuerzas para mirar hacia arriba, volvió a caer detrás del carruaje.
"¡Si no te veo caminando junto a mi carruaje en este instante, no estás comiendo, esclavo!". La voz de Qiu Jianluo resonó desde el carruaje.
Shen Jiu apretó los dientes y aceleró el paso, ignorando el ardor de sus músculos.
Llevar con él.
Hasta que Qi-ge regrese. Llevar con él.
Entonces, todo terminaría. Ese bastardo de Qiu Jianluo no sabría qué lo golpeó.
Qiu Jianluo dejó escapar un zumbido cuando Shen Jiu lo alcanzó. Por lo general, ese sonido era una señal tácita para preguntar qué necesitaba. Sin embargo, Shen Jiu miró resueltamente hacía adelante, con la mandíbula apretada y la sangre hirviendo. Estaba tan cansado que no le importaba si el bastardo lo llamaba por el pequeño espectáculo de rebelión.
Afortunadamente, su atención se centró en los guardias. "¿Ya llegamos? Llevamos horas en la carretera" .
"Sólo un poco más lejos, joven maestro Qiu".
Qiu Jianluo gimió. "¡Estoy cansado de sentarme!" El se quejo. Shen Jiu trato de no burlarse. Bastardo mimado.
A diferencia de Qiu Jianluo, Shen Jiu hasta donde llegaría este viaje. Antes de irse, preguntó por ahí y se entero de que la ciudad de Qiu Jianluo estaba invitado a descansar en la base de la Montaña Negra, cerca del límite de la Selva Negra. Si bien la Selva Negra era conocida por albergar varias criaturas peligrosas, la Montaña Negra era admirada como unas de las montañas más hermosas del este. Fue un viaje de tres días desde la ciudad de Shen Jiu.
Sus fuentes (que definitivamente no eran mujeres del burdel ) le dijeron que era una ciudad agrícola y de caza, por lo que Shen Jiu estaba confundido por qué Qiu Jianluo sería invitado a ese lugar. Luego escuchó que el joven maestro Qiu Jianluo sería invitado una o dos veces a eventos sociales, recibió un decreto real que otorga los derechos sobre la tierra de esa ciudad. Conociendo a Qiu Jianluo, apostó que la razón por la que el bastardo quería ir a una ciudad apestosa era probablemente para establecer conexiones y no para dar un mensaje de felicitación.
Un oficial real, eh. Eso no suena tan mal. Por un momento, el pensamiento intereso a Shen Jiu. Toda su vida, soño con tener poder el mismo. Riqueza inimaginable para comprar lo que quisiera. Un escape del infierno en que estaba.
Pero, ¿y sí Qi-ge regresara? Prometieron ser cultivadores juntos, honrados e inmortales. Shen Jiu casi podía imaginar la expresión de tristeza en su rostro. Hizo que Qi-ge pareciera un cachorro pateado.
