Érase una vez.
O eso decía el cuento.
Todo el mundo vive feliz.
Es cómo se desarrolla el final.
Siempre dulce.
Y de nunca acabar.
Sebastián Michaelis volvía a quedarse en el cuarto mientras el Conde trataba de reconciliar el sueño. Era irónico como la fuerza que tenia durante el día, algunas noches se desvanecía. Y mas ahora, cuando era primordial mantenerse fuerte: su hermano, el verdadero Ciel, había regresado.
No era algo que debería haber pasado, pues fue el sacrificio para conseguir el contrato con el propio demonio. Así que suponían que Undertaker estaba detrás de todo ese asunto... ya que fue él quien dio vida a las Muñecas Macabras del Campañia.
Sebastián pudo escuchar un suspiro molesto, signo de que el joven amo aún estaba despierto. El oscuro ser estaba convencido que le costaría dormir, tras el evento sucedido hacia unas horas. El humano en la cama tenia la mente activa, trayendo a su memoria eventos pasados que enlazaba con su situación actual.
En ocasiones como estas, Sebastian podía intuir hacia que rumbos se dirigían los pensamientos del menor. El Conde recordaba los tiempos más inocentes, donde aún vivía con sus padres y hermano, rememorando el pasar de las horas leyendo en la biblioteca. Guardando en lo mas profundo de sí mismo (y con especial cariño), las historias que su madre Rachel les contaba; historias de dragones, princesas y caballeros, donde el felices para siempre le hacían desear estar en esas historias. Qué gran mentira parecían esas historias ahora, cuando la vida daba sus golpes mas fuertes.
El mundo real no era un cuento de hadas, mas bien todo lo contrario: una crueldad sin precedentes donde no tenias mas opción que ser victima o victimario. Una contigua lucha por la supervivencia, desde donde lo mas tranquilo (que puede ser buscar techo y comida) hasta lo mas ajetreado (que podría ser defender la propia existencia) te podría dar resultados nefastos. El falso Ciel lo había sabido desde ese fatídico día, pero parecía que la vida no le dejaría olvidar y, a cada paso que daba, algo peor le sucedía.
Todo lo que quiero es saber por qué.
La vida no es una canción de cuna.
El oscuro ser había vivido mucho tiempo, muchos amos había servido. Pero este niño le despertaba una gran curiosidad, un apetito único. Esa dicotomía entre los deseos infantiles y la esperanza contra la madurez adulta y la tragedia se mezclaban perfectamente dando un cóctel único y que, si se fermentaba correctamente, daría el manjar perfecto. Su alma era exquisita, sin embargo empezaba a notar algo mas que deseaba con igual desespero: unas inusuales ansias de poseerlo en todos los sentidos posibles.
Algo se había despertado en el demonio, tras ese arrebato del Conde en la aldea de la chica Sullivan. Un pequeño destello de algo que le preocupaba, pero que achacaría a sus bajos instintos (como buen ser infernal) y que estaba naciendo lentamente. No estaba seguro si estaba empezando a empatizar con el Conde, lo cual era algo insólito y que tenia al mayordomo algo nervioso (internamente, claro esta: sería humillante de lo contrario). Sebastian notaba un desesperado deseo de que el humano creciera, que la pubertad pasara y dejara al descubierto a un adulto en toda regla. Para la criatura serian unos pocos años, para el chico serian siglos; aun así esperaría pacientemente. La idea de tener sexo con el cuerpo joven no le apetecía nada, pero las ganas de tenerlo en esa situación ya de adulto eran grandes... y lo estaban haciendo tener mas ganas de devorar su alma... llegando, incluso, a salir de hurtadillas de la mansión para desgarrar alguna que otra garganta y beber algo de sangre para amortiguar su sed. Fácilmente su actual amo seria tan hermoso como el propio padre del muchacho, Sebastian esperaba que lo sucedido aquel día no afectara tanto al falso Ciel. Su expectativa estaba alta pero mantenía todo esto para sí, era evidente que no dejaría que nadie supiera de ello... seria el hazmerreir del mundo sobrenatural (y ya se reprochaba él solo lo suficiente). El demonio ansiaba que su joven amo se adentrara en el submundo del placer carnal y verlo perder esa última pinza de inocencia que su alma guardaba tan celosamente. No es que Sebastian no pudiera hacerlo con el joven tal cual estaba, pero para algunas cosas que deseaba enseñarle, necesitaba que su cuerpo fuera mas grande y resistente. Tal vez eso pudiera cambiar el sabor final de su comida, pero se aseguraría que fuera para mejorarlo. Sin perder el cuidado por su alimento, desperdiciar todo el trabajo realizado era inconcebible ¿sería posible que, tras esa experiencia, su anhelo desapareciera? Sebastian esperaba que si.
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Lullaby -SebasCiel-
FanficLa vida es como una montaña rusa, hay demasiados cambios como para marearte y hacerte perder la cabeza. Ciel esta en una encrucijada donde su alma es el precio a pagar ¿podrá afrontar el regreso del pasado? "Cántame un poco hasta que me duerma."