capítulo 12

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Pov: Nathaniel

Nunca en la vida me sentí tan mal y a la vez bien por dejar a mi familia atrás.
Quiero decir, los amo,son lo más importante en mi vida, pero en mi defensa ellos mismos prácticamente me echaron de la manada para que vaya tras mi mate,al cual sinceramente extrañé como los mil demonios.

Apenas puse un pie dentro del pueblo me fui directo a las afueras de su hotel, ya debe ser hora de que se levante para ir a entrenar, y como nuestra nueva rutina incorporada, lo esperaré en la entrada con una linda sonrisa antes de seguir rumbo al gimnasio.

Llegué a tiempo, solo faltaba Tomas.

Miré la pantalla en varias ocasiones, esta bien, se retrasó unos 10 minutos.... o 15... o 30...

-deberiamos ir a ver-

-no se si sea buena idea, quizás hoy solo quiere descansar-

- escríbele entonces-

- ¿no voy a quedar como un desesperado si lo hago?-

- Nathaniel, no quería ser yo el que te lo dijera.... pero ya estamos desesperados-

Ok, bueno, mi lobo tiene un punto.

Saqué el dichoso objeto y cumplí, pero veinte minutos más tarde seguía sin dar señales de vida.

-lo podríamos rastrear-

- luego no te quejes si te dice chucho-

- cazador, soy un cazador-

esto NO es acoso.
Solo estoy siguiendo su aroma porque me preocupa, y me preocupa más el notar que:
A- no iba solo
B- hay alcohol en grandes cantidades dentro de su cuerpecito.

Instintivamente un gruñido salió de mi garganta.
Estuve perdiendo el tiempo aquí.

Segui el rastro, pero me detuvo en seco frente al gimnasio.
El estaba acá, llegó hace un buen rato, no entiendo porque se levantó antes de lo usual.

Mi reflejo en la ventana me dejó pasmado.
Ojos dorados, mis ojos estaban dorados.

-calmate, tienes que calmarte-

La emoción del momento me hizo descuidar a Leo.
Un alfa celoso, angustiado, preocupado o territorial con su mate no es buena idea.

Leo deseaba entrar de una maldita vez, recorrer todo el establecimiento hasta encontrarlo, y fundirme en su aroma a la vez que lo marco con el mío.
Sin embargo, eso lo asustaría, me asusta a mí el verme en tan deplorable y salvaje estado.

Haciendo uso de toda mi fuerza de voluntad me mantuve quieto.
Esperando a que el efecto pasase; y solo cuando mi habitual color a caramelo volvió, ingresé.

Caminé... un poco más rápido de lo normal; solo un poco.

Y finalmente lo vi, radiante, ágil, con aura peligrosa y amenazante. Una imagen que te incita a salir corriendo y a la vez acercarte.

No sé que demonios pasó en las pocas horas que estuve ausente, solo que el alcohol y aroma de un tercero siguen presentes en su anatomía.

La explosión eléctrica, el miedo corriendo por mi espina dorsal y el instinto a flote de Leo como si estuviéramos frente a una gran batalla me golpearon apenas giró su cabeza a mi posición.

Tragué en seco, Diosa Luna, sálvame.

Por lo visto no fui el único, ya que muchos de los presentes también voltearon, y sin ser paranoico, juro que me están juzgando.
Susurran a mis espaldas, escucharlos no representaría un problema si no fuera por el miedo calando lo más profundo de mi ser.

A mi modoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora